martes, 1 de diciembre de 2020

Pastel de repollo (col) y zanahoria.


 



Otra forma de comer verduras para los que no son muy amantes “de las huertas”, que no es mi caso.

Tiene muchas ventajas prepararlos: se pueden hacer casi con cualquier verdura de temporada, brócoli, coliflor, berenjena, pimientos, calabacín, calabaza, judías verdes… o con mezcla de varias y así acabar con los pequeños restos que nos van quedando por la nevera; se pueden hacer con antelación, se comen calientes o fríos, con salsa de tomate o mayonesa, o sin nada; son un plato completo porque llevan huevo, verduras, leche; pueden ser más o menos calóricos en función de la cantidad de nata que pongamos, solo con leche quedan con distinta textura pero también muy ricos y ligeros.

Añadid alguna especia, pimienta, cúrcuma, Ras el Hanout…, lo que os guste porque le da un toque muy interesante.

 

Necesitamos:

1 repollo pequeño o medio grande.

2 ó 3 zanahorias, más o menos 100 gramos.

½ cebolla.

2 huevos medianos.

Leche y nata, en total 150 gramos. Yo puse 100 g de leche y 50 de nata pero podéis hacer otra proporción.

Aceite de oliva virgen.

Especias: pimienta negra y Ras el Hanout (optativo, también puede ser cúrcuma o nada).

Salsa de tomate: cebolla, tomates, sal y aceite.

Empezamos lavando muy bien el repollo y picándolo menudo. Ponemos a hervir una pota grande con agua y sal y lo cocemos hasta que esté tierno pero sin hacerlo en exceso. Yo pruebo un trocito del nervio de una hoja y tengo que notar un poco crujiente, aproximadamente unos 15 minutos.

Escurrimos y reservamos.

Mientras pelamos y picamos la cebolla.

También la zanahoria, en trocitos pequeños; primero partimos bastoncitos y después los picamos.

En una sartén amplia ponemos dos cucharadas de aceite y, a fuego muy bajo vamos pochando la cebolla y la zanahoria con una pizca de sal.

Batimos los huevos con la mezcla de leche y nata; agregamos el repollo y el contenido de la sartén; ponemos pimienta negra y Ras el Hanout, o la especia que nos guste.

Preparamos un molde rectangular; con papel de horno forramos el fondo y los laterales pequeños de forma que sobresalga para después poder desmoldar con facilidad.

Calentamos el horno a 170º; ponemos una fuente con un dedo de agua y metemos el molde (al baño María).

Dependiendo del horno tardará entre 30 y 40 minutos.

Dejamos dentro del molde hasta que esté templado, antes de desmoldar; se parte mejor si no está recién salido del horno.

Preparamos una salsa de tomate o una mayonesa para acompañar.



¡Y listo, a disfrutar!

 

Si pincháis en “Etiquetas” “pastel salado” hay algunas ideas más que, quizás, os puedan interesar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario