Los champiñones al ajillo, un poquito picantes, creo
que es una de las tapas más tradicionales que se pueden tomar en los bares de
casi cualquier sitio.
Hacerlos en casa es sencillo y convertirlos en un
revuelto es muy fácil.
Necesitamos para dos:
1 bandeja de champiñones.
4 dientes de ajo.
2 guindillas cayena (si os gustan picantes).
Perejil (yo no se lo puse porque ...no tenía).
Aceite de oliva.
Sal.
4 huevos.
Empezamos
con los champiñones. Lo primero será cortarles
el pie. Después con un paño, o con papel de cocina, húmedo los limpiamos. Nunca
deben mojarse, empapan el agua y pierden mucho sabor.
Los partimos en cuatro o en seis dependiendo del tamaño.
Pelamos y picamos
muy menudos los dientes de ajo y en una sartén con un poco de aceite de oliva
los vamos friendo. Si vais a poner las guindillas este es el momento (yo
las pongo enteras para después sacarlas) Una vez dorados los ajos, añadimos
los champiñones y ponemos sal.
Dejamos que se vayan
cocinando a fuego medio hasta que pierdan el agua, entre 10 y 15 minutos, depende del tamaño al que los hallamos partido. Espolvoreamos perejil
picado por encima.
Ya tenemos los champiñones
al ajillo. Ahora vamos a hacer el revuelto.
Es muy fácil y rápido: cascáis
los huevos encima de los champiñones, añadís un poco de sal y dejáis
que se
cuajen un poco las claras; cunado las claras están rompéis las yemas para que se cuajen solo lo justo,
sino nos puede quedar un poco seco (esto va en gustos, hay a quién le gusta más
o menos hecho).
¡Y listo!
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