Una crema con un suave sabor a castaña y a manzana. No
es demasiado dulce y encima de una tostada de pan o mezclada con yogur es una delicia.
Necesitamos:
500g de castañas, sin la piel exterior.
160g de manzana, sin piel ni corazón.
100g de azúcar blanco.
150g de agua.
Es un poco laborioso pero sencillo.
Empezamos pelando las castañas, con un cuchillo y un poco de
paciencia; quitamos la dura cáscara exterior.
Ponemos a cocer las castañas en agua con un
poco de sal hasta que estén tiernas; las mías tardaron poco apenas 10 minutos
pero creo que eso es porque están recién caídas del árbol, aun no se han secado
mucho.
Ahora viene “lo peor” hay que pelarlas,
quitarles la piel fina interior; mientras están calientes es más fácil ¡si no te
quemas! Yo lo hice así: sacaba 3 ó 4 a la meseta e iba pelándolas y las demás seguían
en el agua caliente de cocerlas.
Pelamos la manzana y la partimos a trozos.
Lo ponemos todo en una pota, el agua, el azúcar, la
manzana y las castañas cocidas y peladas.
Dejamos cocer despacio dándole vueltas
de vez en cuando hasta que la manzana esté cocida.
Para acabar lo trituramos.
Con estas proporciones no queda demasiado dulce
pero, ya sabéis que a mí no me gusta pasarme
con el azúcar; probáis y sí lo preferís más dulce la solución es fácil: más
azúcar.
¡Y listo!
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