Necesitamos para dos:
200 g de alubias blancas.
200/250 g de lomos de merluza.
1 cebolla mediana.
2 dientes de ajo.
1 hoja de laurel.
1 cucharilla de harina.
Perejil.
Aceite de oliva virgen
extra y sal.
Empezamos la noche anterior poniendo las fabas a remojo en agua fría, bien
cubiertas para que se rehidraten.
Cuando las
vayamos a cocinar tiramos el agua del remojo y, en una cazuela proporcionada a
la cantidad ponemos las fabas, ½ cebolla, la hoja de laurel, dos dientes de ajo y un
chorretón de aceite; cubrimos con agua fría y ponemos a cocer.
Cuando
empiece a hervir “asustamos” a las fabas añadiendo un poco de agua fría;
dejamos cocer despacio, manteniendo siempre las
fabas cubiertas de agua para evitar que suelten la
piel; no es conveniente revolver con una cuchara ya que seguramente las
partiremos, es mejor menear la pota de vez en cuando.
Cuando están
tiernas las salamos, sacamos la cebolla y quitamos el laurel.
Mientras preparamos
la merluza. En una cazuela plana ponemos dos
cucharadas de aceite y la media cebolla que nos quedaba bien picada,
sofreímos. Cuando esté blanda ponemos la harina, damos unas vueltas para
que se fría y agregamos un poco del caldo donde se han cocido las alubias.
Añadimos la
merluza salada y reservamos. No
es necesario que hierva ya que al mezclar los dos guisos se cocinará.
Unimos las
dos preparaciones, con cuidado, evitando que se rompan
las fabas; se cocina todo junto durante un par de minutos para que se haga el
pescado y se unan todos los sabores.
Picamos el
perejil y lo añadimos antes de servir.
¡Y listo!
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