Estas magdalenas, además de tener un precioso
color, son muy esponjosas, tiernas y jugosas; son nutritivas, no tienen mucho
azúcar y el toque del chocolate las hace irresistibles. Si no me creéis ¡probadlas!
Con estas cantidades hice 12 de unos 55 gramos
cada una (a la foto no llegaron todas, jajaja).
Necesitamos:
185 g de calabaza asada.
2 huevos.
90 g de azúcar.
215 g de harina.
½ sobre
de levadura química.
70 g aceite.
50 g de leche.
Pizca de sal.
Chocolate
negro, una barrita de 25 gramos, para el adorno.
Empezamos asando la calabaza: la partimos y la ponemos en el horno a 180º durante unos 45 / 50 minutos. Dejamos templar y pelamos (la piel sale con mucha facilidad).
También podemos pelarla antes de asarla y poner trozos grandes; pinchamos con una brocheta para comprobar que está.
Yo tengo varios paquetes en el congelador porque conviene aprovechar para llenar la bandeja cuando asas.
En el vaso de la batidora ponemos los huevos, la sal, los trozos de calabaza asada, la leche y el aceite; batimos hasta conseguir una masa uniforme. Lo sacamos para un bol.
Mezclamos la harina y la levadura, lo pasamos por un colador y lo vamos añadiendo al bol, en tres o cuatro tandas no todo a la vez.
Calentamos el horno a 200º y mientras rellenamos las cápsulas de papel hasta ¾ de su capacidad.
Ponemos las cápsulas en moldes de silicona o metálicos para que conserven la forma.
Rallamos el
chocolate y ponemos un poco encima de cada magdalena.
Dependiendo del tamaño de los moldes tardarán un poco más o menos, entre 15/20 minutos.
Dejamos enfriar.
Y listo ¿comemos o qué?
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