Estamos acostumbrados a usar el puerro en sofritos, caldos, guisos…siempre como compañero de lujo de otros ingredientes.
Hoy le vamos a dar el papel protagonista a esta humilde hortaliza, ya sea como acompañamiento, sustituyendo a la ensalada o como primer plato.
La receta en si es muy sencilla: consiste, fundamentalmente, en dorar muy bien los puerros y. después, brasearlos* lentamente hasta que estén tiernos. Los acompañamos con unas avellanas tostadas.
La receta de estos puerros está inspirada en una de Gordon Ramsay.
Necesitamos:
Puerros, uno por persona.
2 dientes de ajo.
1 vaso pequeño de vino blanco.
Aceite de oliva virgen extra.
Un trocito de mantequilla.
Avellanas.
Sal y perejil.
Empezamos limpiando bien los puerros, quitando la parte verde y partiéndolos en trozos del mismo tamaño.
Ponemos en una cazuela, baja y amplia, dos cucharadas de aceite y cuando esté caliente ponemos los puerros, sin amontonarse, en una sola capa y dejamos que se doren, por todos los lados, dándoles vueltas. Salamos.
Cuando estén dorados ponemos encima trocitos de mantequilla, que se desharán con el calor y los dientes de ajo enteros.
Subimos el calor y añadimos el vino; dejamos evaporar y tapamos la cazuela.
Dejamos que se cocinen a fuego bajo hasta que estén tiernos, que pueden ser entre 15 y 20 minutos, dependiendo del grosor.
Servimos con las avellanas tostadas partidas en trozos irregulares y perejil picado (que no está en la foto porque me acordé después de hacerlas.)
*brasear: cocinar un alimento en su propio jugo, lentamente.
¿Comemos o qué?
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