Hoy
vamos a hacer un sencillo pan casero; unos bollos perfectos para rellenar con
dulce o con salado, a vuestro gusto: ¿escalivada? ¿jamón con tomate? ¿cecina
con queso de cabra? ¿ acaso mejor mermelada o mantequilla con miel?
Quizá
os dé un poco de pereza encender el horno, yo aproveché que iba a hacer unas
doradas con patatas panadera para hacer este pan que no lleva amasado, sólo
unos pliegues y reposo en la nevera ¡más fácil imposible!
Puse
semillas de amapola pero con frutos secos, pipas de girasol, nueces, avellanas
tostadas; o en plan dulce con chocolate, frutas confitadas o simplemente solo,
también se puede hacer.
Necesitamos:
255
gramos de harina.
80
gramos de leche entera.
100
gramos de agua, que no esté fría.
5
gramos de sal.
½
cucharilla de azúcar.
1
gramo de levadura seca.
Semillas
de amapola.
Empezamos
preparando y pesando todos los ingredientes.
En
un bol ponemos todo menos las semillas de amapola y con una cuchara de madera lo
mezclamos bien de forma que no quede harina seca.
Es
una masa muy pegajosa, muy difícil de trabajar con las manos así que en cuanto
esté mezclado tapamos el bol y lo dejamos reposar unos treinta minutos a
temperatura ambiente.
Después
de ese tiempo la masa habrá cambiado: sigue siendo blanda y pegajosa pero mucho
más manejable.
Añadimos las semillas de amapola y vamos haciendo pliegues, doblando la masa: cogemos la masa por un extremo sin sacarla del bol, estiramos y plegamos, doblamos hacia el lado opuesto, giramos el bol un cuarto de vuelta, volvemos a estirar y plegar. Repetimos estos pliegues cuatro veces y dejamos que la masa descanse.
Trabajar la masa de
esta forma es necesario para que se vaya desarrollando el gluten, puesto que está muy hidratada y el amasado no es la forma adecuada de hacerlo.
Hasta
este punto es conveniente hacerlo por la noche; metemos el bol, bien tapado con
film en la nevera y lo dejamos allí hasta por la mañana.
Ya
sabéis “el reposo amasa”.
Cuando
lo saquemos lo dejamos a temperatura ambiente una hora más o menos para que la
masa despierte al coger temperatura; después nos untamos las manos con una capa
mínima de harina y des-gasamos.
Pesamos
la masa y la partimos en porciones iguales. La mía pesaba 448 gramos y la
dividí en cuatro bollos de 112 gramos aproximadamente; como no es una masa
fácil no es pueden hacer todos los bollos idénticos pero sí muy aproximados.
Hacemos
los bollos haciendo rodar la masa sobre la meseta debajo de la mano que formará
“una jaula” y dejamos reposar una hora.
Los
pintamos por encima, suavemente con leche y ponemos unas semillas.
Calentamos
el horno a 180º y horneamos unos 18 minutos.
Sacamos a una rejilla y dejamos enfriar.
Ya sólo nos queda rellenarlos y disfrutar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario