…Y
guarnición de coles de Bruselas.
No
es ningún secreto que a mí me gusta poco, muy poco, comer carne; si es verdad
que como con mucho más gusto el cordero o el cabrito y no te digo nada la
cecina de mi tierra o un buen jamón. Pero otras carnes…me cuestan.
Hoy
a estos humildes muslos de pollo les he querido dar un punto un poco diferente,
innovador para mí porque nunca los había cocinado con miel y tengo que
reconocer que han quedado muy ricos, sobre todo la salsa: cebolla pochada largo rato a fuego lento con
una cucharadita de miel.
Los
acompañé con una coles que les dieron el contraste de sabor que el plato
necesitaba.
Necesitamos
por ración:
2
muslos de pollo, o una zanca completa.
1
cebolla grande.
1
cucharilla de miel ecológica.
Una
pizca de cúrcuma (opcional).
Sal
y aceite de oliva virgen extra.
Acompañamiento:
Coles de Bruselas.
Empezamos
poniendo en una cazuela amplia, para que no superpongan los muslos, dos
cucharadas de aceite.
Salamos
y sellamos los muslos. Reservamos.
En
la misma cazuela ponemos la cebolla picada, con ½ cucharilla de cúrcuma y sal,
a fuego suave y dejamos que se poche, casi como si quisiéramos caramelizarla.
Cuando
esté añadimos la miel y damos vueltas para que se integre.
Volvemos
a poner los muslos, con un pocillo de agua; tapamos y dejamos que se cocinen
hasta que al pinchar con un cuchillo no notemos resistencia.
Mientras
se hace el pollo cocemos en agua hirviendo con sal las coles durante dos o tres
minutos; escurrimos y las partimos al medio.
Ponemos
una cucharada de aceite en una sartén y a fuego vivo las tostamos, tienen que
quedar doradas, un poco crujientes, no demasiado blandas.
¿Comemos o qué?