Ni os cuento el tiempo que me llevó a mí que me gustarán las coles de Bruselas. La primera vez que las probé me parecía imposible que alguien comiera “voluntariamente” semejante producto. No os voy a decir que sea mi verdura favorita pero sí que las compro, cocino y como, en invierno, con frecuencia.
Hoy con langostinos pero en el blog encontraréis varias recetas con distintos acompañamientos.
Necesitamos, para uno:
10/12 coles, dependiendo el tamaño.
5 ó 6 langostinos.
½ cebolla.
½ cucharada de harina.
Sal y aceite de oliva virgen.
Empezamos preparando un caldo con las cabezas de los langostinos: en una pota ponemos una cucharada de aceite y tostamos las cabezas; cubrimos con agua y dejamos hervir despacio, después de espumarlo, durante unos quince minutos. Colamos y reservamos.
Mientras quitamos las hojas exteriores a las coles y las escaldamos unos cinco minutos: deben ablandar algo pero no cocinarse totalmente, lo harán en la salsa.
Picamos la cebolla y la pochamos en dos cucharadas de aceite, con un poco de sal. Ponemos la harina y sofreímos.
Partimos las coles al medio y las juntamos con la cebolla pochada.
Añadimos un poco del caldo reservado y dejamos hervir suavemente hasta que estén tiernas, sin exceso.
En ese momento ponemos los langostinos y dejamos dos o tres minutos más. Probamos de sal, pagamos y reservamos.
Como me había sobrado caldo, no mucho pero suficiente para cocer un pocillo de arroz lo utilicé para acompañar y así quedó un plato completo.