Una nueva aportación para las “Receta
de fin de mes”, recetas económicas que pueden ayudar sin disminuir ni
la calidad ni el exquisito gusto del plato.
Es una forma fácil de comer
pescado, especialmente para las personas a las que no les gusta mucho el
pescado; al no tener espinas, tener una textura muy suave, no tener que
masticar y, además, un sabor fantástico lo hacen idóneo para niños y personas
mayores.
Se puede tomar con mayonesa o salsa
rosa o, también, en una tosta o en un bocadillo como si fuera un paté.
Necesitamos:
500 gramos de filetes de merluza,
limpia de piel y espinas.
200 ml de nata ligera, para
cocinar o leche evaporada.
3 huevos.
2 pimientos del piquillo, en
conserva. O dos cucharadas de salsa de tomate.
Leche.
Sal, laurel y pimienta.
Empezamos preparando la
merluza, mejor congelado para evitar el problema del anisakis; en agua fría con
sal y una hoja de laurel la ponemos a cocer; cuando hierva durante tres o
cuatro minutos si son filetes o siete u ocho si es entera, con espina, apagamos
y dejamos que se enfríe dentro del caldo.
La desmenuzamos con las manos
para quitar posibles espinas o piel y reservamos.
En la batidora ponemos los huevos
enteros, la nata, los pimientos del piquillo, el pescado, sal y un golpe de
pimienta; batimos.
Si queda demasiado espeso podemos
añadir otro huevo (dependiendo del tamaño a veces hace falta) o un poco de
leche.
Calentamos el horno a 170º.
Ponemos la mezcla en un molde de
silicona rectangular que pondremos dentro de otro con un poco de agua para
hacer el pastel al baño María.
En unos cuarenta minutos estará cuajado
pero hay que comprobar con una brocheta, pinchamos y que salga seca.
Dejamos enfriar dentro del horno
con la puerta abierta hasta que temple; después podemos ponerlo en la nevera
porque queda mejor si está frío cuando lo vayamos a tomar.