sábado, 14 de enero de 2023

Puré de verduras con mejillones al ajillo.


No sé que tiene el mes de enero pero en cuanto "asoma" todos y todas andamos buscando, tuneando e ideando cremas y sopas.

Será el frío, serán los kilitos ganados últimamente o será que la tarjeta del banco está muy, muy menguada pero el caso es que nos centramos en cocinar comiditas ligeras, sabrosas y económicas ¡y la hay!

Esta crema es perfecta para la cena; está hecha con coliflor y acelgas pero con otras verduras puede estar igual de buena. El toque lo aportan los mejillones al ajillo que la completa.

Tiene muy poca sal y muy poco aceite por lo que es ligera, nada pesada, pero saciante, para tomar a cualquier hora.



Necesitamos:

Para el puré de verduras: aceite de oliva virgen extra, cebolla, coliflor y acelgas.

Para acompañar: mejillones, unos dientes de ajo, aceite de oliva virgen extra y una guindilla cayena (optativa).

Empezamos pelando la cebolla, picándola y poniéndola a pochar con dos cucharadas de aceite. Cuando empiece a ablandar añadimos la coliflor en ramitos pequeños, sin sal. Cubrimos con agua y cocemos hasta que esté tierna ¡sin cocer de más! en cuanto los tallos están al dente la coliflor está. Escurrimos y reservamos.

Aparte cocemos la parte verde de las hojas de acelga (reservamos las pencas para otra preparación) bien limpias y picadas, también sin sal; escurrimos y reservamos.

Limpiamos los mejillones y los abrimos con medio pocillo de agua. Los sacamos de las conchas y reservamos; colamos muy bien el caldo y reservamos.

Trituramos la coliflor y las acelgas con el caldo de los mejillones. No hemos puesto sal antes porque este caldo suele tener bastante, pero es el momento de probar y añadir si es necesario.

Picamos los dientes de ajo y los freímos en dos cucharadas de aceite, con la guindilla si la ponemos; antes de que cojan color ponemos los mejillones y los dejamos un par de minutos.

Servimos el puré bien caliente con los mejillones.


¿Un poquito de perejil?

domingo, 8 de enero de 2023

Pastel de brócoli y aceitunas, con anchoas.

Hoy un pastel salado, fácil y rápido de hacer, que puede llevar las verduras que más os gusten, o esas que nos “miran” desde la nevera esperando una oportunidad.

Tanto el brócoli como la mezcla de huevos y leche tienen un sabor muy suave por lo que lo animé un poco con las aceitunas y las anchoas.

Se puede comer templado o frío, incluso acompañado con una salsa de tomate bien calentita y picante (ya probé, jajaja).



Necesitamos para un molde de 22 centímetros de diámetro:

3 huevos.

Brócoli, suficiente para cubrir el fondo del molde.

Aceitunas negras.

 Seis anchoas.

200 ml. de leche evaporada.

Queso rallado.

Romero, para adornar.

Empezamos separando el brócoli en ramitos y escaldándolo en agua hirviendo con sal durante tres o cuatro minutos, que queden “al dente”.

Escurrimos y reservamos.

Con el aceite de la lata de anchoas (no es por ahorrar es porque tiene ese gustito tan rico a anchoas) pincelamos bien el molde.

Cubrimos el fondo con los ramitos de brócoli; intentamos que todos sean de tamaño similar.

Batimos los huevos, con sal y con la leche evaporada (se puede poner nata, si os gusta más). Podéis poner también el queso aunque yo lo añadí por encima, a media cocción.

Calentamos el horno a 170º, calor arriba y abajo.

Con cuidado de no mover mucho el brócoli agregamos la mezcla de huevos y leche; adornamos con las aceitunas negras y la anchoas.


Horneamos hasta que esté cuajado, con este tamaño unos 15 minutos tardó el mío; cuando al pinchar sale seco es que ya está. Estará un poco subido pero al enfriar vuelve a bajar.

Al sacarlo del horno adornamos con el romero que le dará perfume.

En el blog hay algún pastel salado más, por si os animáis.

jueves, 5 de enero de 2023

Tosta de queso con frutos secos.


Los bocadillos, los sándwich, las tostas son preparaciones rápidas que solucionan una cena pero sin recurrir a comida poco saludable.

Si utilizamos un buen pan y ponemos un relleno equilibrado podemos comer a nuestro gusto, con productos naturales y sabrosos.


Necesitamos para las tostas:

Pan de hogaza, de masa madre.

Queso de cabra. Puse un queso de cabra al pimentón, de Extremadura.

Frutos secos a elegir; puse pipas de calabaza, de girasol y sésamo negro.

Aceite de oliva virgen extra.

Acompañamiento:

Ensalada verde; puse cogollos pero escarola, rúcula, canónigos…a gusto de cada uno.

Tomatitos cherri.

Pepinillos en vinagre; tenía un bote abierto y aproveché pero con aceitunas negras o verdes queda estupendo.

Dulce de membrillo.

Sal y aceite de oliva virgen extra.

Partimos unas tostas de pan y las untamos, por una cada cara, con un poco de aceite; las metemos en el horno caliente a 180º para que se tuesten ligeramente.

Mientras machacamos los frutos secos que vayamos a usar; podemos hacerlo en el mortero ya que solo necesitamos que queden en trozos pequeños.

Partimos el queso en lonchas de unos dos centímetros.

Sacamos el pan, ponemos el queso y lo cubrimos con una buena capa de frutos secos. Volvemos a meter en el horno, solo con calor arriba para que el queso se funda y las pipas se tuesten. Hay que estar atentos para que no se quemen.

Preparamos el acompañamiento: una ensalada con cogollos, tomates, pepinillos y dulce de membrillo. Aliñamos con sal y aceite.

martes, 3 de enero de 2023

Crema de cebolla y manzana, con langostinos.


 

Después de tantos días de celebraciones, de reuniones con familiares y con amigos, de compromisos que casi siempre acaban igual, comiendo y bebiendo más de lo habitual,  vamos a empezar a recuperar “los buenos hábitos”.

Esta crema la vi aquí, y me pareció muy tentadora; unas pequeñas variaciones y ya la hice “mía”.

En principio no llevaba langostinos pero como me he propuesto vaciar el congelador de eso que yo llamo “los por si acaso”: por si acaso un poquito más de esto y de aquello, por si acaso a alguien le apetece esto o aquello, por si acaso alguien se volvió vegano estos días, por si acaso…

Los “por si acaso” se han quedado en el congelador y ahora hay que darles salida, sin desperdiciar nada.



Necesitamos para dos:

1 cebolla grande o dos medianas.

1 manzana grande o dos medianas; de la variedad que os guste pero creo que le va bien que sea ácida para contrarrestar el dulzor de la cebolla.

Aceite de girasol y mantequilla.

Agua y sal.

Leche evaporada o nata para cocinar (optativo).

Dos dientes de ajo.

6 langostinos medianos.

Empezamos pelando la cebolla y picándola; como lo vamos a triturar no es necesario ser demasiado exigente con el tamaño.

En una pota ponemos aceite y mantequilla en cantidad suficiente para pocharla, a calor moderado, con sal, hasta que esté trasparente.

En ese momento añadimos la manzana, pelada y partida; cocinamos unos minutos todo junto.

Cubrimos con agua (yo prefiero el agua al caldo de verduras que en ocasiones me sabe demasiado a puerro o a otra verdura) y dejamos cocer despacio unos diez minutos.

Aprovechamos para pelar los langostinos y pincharlos con un palillo; en una sartén ponemos dos cucharadas de aceite y freímos los dientes de ajo picados; antes de que cojan color ponemos los langostinos salados y los hacemos un minuto o algo más, dependiendo del tamaño, por cada lado. Reservamos.

Trituramos la crema.

Es el momento de agregar la nata, si la vamos a poner. Yo no la puse porque aunque mejorar la textura y le aporta sabor a la crema no quería aumentar las calorías.

Si servimos en vasitos, como pequeño aperitivo, ponemos los dientes de ajos fritos y un langostino (foto).

Si lo vais a tomar en plato no es necesario poner el palillo a los langostinos; simplemente los cocinamos y añadimos a la crema.