viernes, 31 de julio de 2020

Bonito a la hortelana.




Estamos en plena temporada de bonito; está en su mejor momento y a buen precio. Además apenas tiene desperdicio, solamente un espina central.

Se puede preparar de muchas formas distintas, con salsa de tomate, con cebolla, al ajillo, en rollo o en albóndigas ¡cómo más os guste!

Yo esta vez lo hice con muchas verduras para hacer plato único.

Para mí lo fundamental es no cocinarlo demasiado para que no quede seco.

Necesitamos para dos:

1 rodaja de bonito fresco, un poquito gruesa.

Verduras: 2 dientes de ajo, 1 cebolla mediana, 1 calabacín, judías verdes (fréjoles), 6 u 8 patatas pequeñas, tomates maduros, ½ pimiento verde y ½ rojo.

½ cucharilla de pimentón.

½ vaso de vino blanco.

Perejil.

Aceite de oliva virgen extra y sal.

Empezamos preparando las verduras: lavando, pelando, picando…

En una sartén grande o en una cazuela amplia y baja ponemos dos o tres cucharadas de aceite y sellamos el bonito, después de salarlo, dos minutos por cada lado es suficiente.

Lo sacamos a un plato y quitamos la piel y la espina central; nos quedan cuatro trozos. Reservamos.

En la misma sartén, sin limpiarla vamos poniendo las verduras; primero los ajos, añadimos la cebolla y los pimientos todo picado. Dejamos que se sofría a fuego suave hasta que empiezan a ablandar. Ponemos el calabacín y cocinamos unos minutos más.

Añadimos el pimentón para que se fría, sin que se queme.

Subimos el calor y ponemos el vino blanco, dejamos que se evapora un poco.

Rallamos los tomates y agregamos; ponemos algo más de aceite si no es suficiente y dejamos que todo se cocine hasta que esté tierno pero sin hacerlo demasiado, tiene que quedar con buena textura.

Mientras hervimos las judías en agua con sal; dependiendo de la calidad necesitarán más o menos tiempo pero es mejor que queden con un puntito crujiente no blanduchas.

También cocemos las patatas, hasta que estén blandas pero enteras, sin deshacerse.

Volvemos a poner el bonito en la sartén, añadimos las judías y las patatas escurridas, que hierva todo junto despacio cuatro o cinco minutos.

Si la rodaja de bonito es muy delgada posiblemente necesitará menos tiempo; no conviene que se seque.

Espolvoreamos un poco de perejil seco o fresco y servimos.



¡Y listo, a disfrutar!

martes, 28 de julio de 2020

Bocadillo de calabacín.



Pan para los bocadillos.

Necesitamos:
250 gramos de harina todo uso.
75 gramos de harina integral.
Leche entera, 150 gramos.
1 sobre de levadura seca de panadería 5,5 gramos.
1 huevo mediano.
6 gramos de sal.
10 gramos de azúcar.
15 gramos de aceite de oliva virgen extra.

Empezamos pesando todos los ingredientes.

En un bol amplio ponemos las dos harinas, la sal, el azúcar y la levadura; removemos para repartirlo todo.

Calentamos ligeramente la leche; añadimos el aceite.

Batimos el huevo.

Añadimos al bol todos los líquidos: leche, aceite y huevo.

Mezclamos muy bien hasta conseguir una masa homogénea.

Sacamos del bol y amasamos durante unos diez minutos.

Hacemos una bola, volvemos a poner en el bol y la dejamos reposar tapada con un paño durante un par de horas.

Pasado este tiempo la masa habrá crecido. La sacamos y amasamos suavemente para quitar el aire.

Dividimos la masa en ocho trozos iguales. Yo los peso para que queden lo más iguales posibles, entre 70/75 gramos. Hacemos la forma de bollos y los dejamos sobre una placa de horno forrada con papel.

Dejamos una hora, más o menos para que vuelvan a subir. 

Pintamos suavemente con agua, con cuidado de no aplastarlos.

Calentamos el horno a 180/190º y horneamos hasta que estén dorados, unos 12 minutos.

Sacamos y dejamos enfriar sobre una rejilla.



Hamburguesas de calabacín.

Necesitamos:
1 calabacín mediano.
2 zanahorias.
1 patata mediana.
1 huevo.
Pan rallado.
Aceite de oliva virgen extra.
Pimienta negra, sal y ½ cucharilla de cúrcuma (opcional).
Mayonesa, mostaza o kétchup, al gusto de cada uno.

Empezamos lavando y secando muy bien el calabacín; quitamos los extremos y lo rallamos con piel.

Lo ponemos en un escurridor, con un poco de sal y presionamos con el dorso de una cuchara para que vaya soltando agua; lo dejamos media hora más o menos.

Pelamos y rallamos la zanahoria.

Pelamos y cocemos la patata. La machacamos con un tenedor para hacer un puré espeso.

Estrujamos muy bien con las manos el calabacín para que pierda todo el líquido que podamos quitarle. Lo ponemos en un bol.

Mezclamos en el calabacín, la zanahoria, el puré de patatas y el huevo batido; sazonamos con pimienta y cúrcuma. Dejamos en la nevera unos 30 minutos para que se asiente todo bien.

Pasado ese tiempo ponemos en un plato pan rallado y, con una cuchara vamos poniendo la mezcla; damos buena forma y cubrimos con otro poco de pan rallado. La masa no es muy consistente por lo que tenemos que hacerlo con cuidado para que no se rompan; si las hacéis pequeñas son más fáciles de manejar.

En una sartén ponemos dos cucharadas de aceite a calentar y las cocinamos a la plancha. Dejamos tres o cuatro minutos por un lado y con una espumadera las demos la vuelta.

Montamos el bocadillo: abrimos el pan, cubrimos con un poco de mayonesa, mostaza o kétchup y ponemos una rodaja de tomate, la hamburguesa de calabacín y queso.



¡Y listo, a disfrutar!

lunes, 27 de julio de 2020

Pastel de judías verdes y zanahorias.





Puede ser un entrante o un segundo plato; se puede comer frío o templado; se puede acompañar con salsa de tomate o de pimientos rojos o con mayonesa; se pueden cambiar las verduras por las que más os apetezcan o las que tengáis; se puede suprimir la nata y poner más leche o quitar la leche y hacerlo solo con nata; se puede hacer con antelación; se puede…en fin todo son ventajas.

Además está muy rico y es una buena forma de comer más verduras.

Necesitamos:
250 gramos de judías verdes (fréjoles).
200 gramos de zanahorias.
8 ó 10 champiñones.
3 huevos medianos.
100 ml de nata para cocinar.
100 ml de leche.
2 dientes de ajo.
Aceite de oliva virgen extra.
Sal, pimienta y cúrcuma (0pcional).

Empezamos quitando con un pelador los hilos laterales de las judías y despuntándolas. Las partimos en trozos de 4 ó 5 centímetros de largo y cada trozo lo cortamos al medio de forma que nos quedan unos “bastoncillos” alargados.

Las ponemos a hervir en agua con sal durante unos minutos, hasta que estén “al dente”; dependiendo de las judías tardarán más o menos pero unos tres o cuatro minutos será suficiente.

Hacemos lo mismo con las zanahorias.

Limpiamos los champiñones y los partimos en seis u ocho trozos. En una sartén con dos cucharadas de aceite freímos los dientes de ajo picados y cocinamos los champiñones para que pierdan algo de agua. Reservamos.

Batimos los huevos, la nata, la leche y pizca de sal; se puede poner ½ cucharilla de cúrcuma si os gusta, dará un bonito color y aroma.

Untamos un molde con una cucharada de aceite y forramos con papel de horno, para que sea más fácil desmoldar el pastel.

Antes de montar el pastel es necesario que estén las verduras templadas o frías.

Cubrimos en el fondo con la mezcla líquida (huevos/nata/leche), colocamos una capa de judías y zanahorias; más líquido y champiñones.

Y así hasta terminar los ingredientes.

Calentamos el horno a 190/200º.

Metemos el molde en un recipiente con agua y cocinamos al baño María hasta que esté cuajado.

Yo usé un molde demasiado grande para estas cantidades por lo que el pastel quedó con poca altura y se hizo muy rápido, apenas 20 minutos.

Si vuestro pastel es más alto tardará más pero ya sabéis: hay que pinchar con una brocheta y cuando salga limpia ¡está!

Lo dejamos enfriar antes de desmoldarlo. Es más fácil partirlo con un cuchillo de sierra.



¡Y listo, a disfrutar!

jueves, 23 de julio de 2020

Calabacín con anchoa, al horno.



Sigo buscando nuevas formas de comer calabacín y cuando vi la receta de “Calabacines a la milanesa” en el recetario de la marquesa de Parabere enseguida me la apunté ¡claro que hice algunas modificaciones!

Suprimí el queso y lo cambié por unas anchoas que me parece que le dan un puntito salado que les va bien. También puse orégano en vez de perejil.


Necesitamos para dos:
Un calabacín mediano o dos pequeños.
3 ó 4 tomates pera.
1 cebolla medina.
1 lata de anchoas.
1 cucharada de harina.
Aceites de oliva virgen extra.
Sal.
Orégano.

Empezamos lavando muy bien el calabacín y cortando los extremos. Yo quité con el pelador algunas tiras de la piel (me parecía que quedaba más vistoso) pero si es de cultivo ecológico podemos dejarla toda.

Partimos rodajas algo gruesas, como de 2 centímetros. Las salamos y pasamos por harina.

Las freímos en aceite bien caliente para que se doren pero sin perder agua.

Las ponemos en una fuente que pueda ir al horno.


Picamos las anchoas y las repartimos por encima.


En dos o tres cucharadas del aceite que nos sobre de freír el calabacín sofreímos la cebolla picada; cuando empieza a ponerse trasparente añadimos los tomates rallados o pelados y partidos en trocitos. Dejamos que se cocine hasta que esté una salsa espesa.

Cubrimos con ella las rodajas de calabacín.


Metemos en el horno caliente a 180º durante unos 20/25 minutos.

Espolvoreamos por encima orégano y un chorro de aceite crudo; servimos.


¡Y listo, a disfrutar!

miércoles, 15 de julio de 2020

¿Croquetas?...de calabacín y tomate seco.





Llega el verano y con él la sobre abundancia de calabacines en las huertas; por pocas plantas que pongas todos los días puedes recoger, así que hay que buscar nuevas maneras de cocinarlos.

Croquetas, croquetas no son porque no llevan bechamel pero son unas bolitas súper crujientes con un puntito ácido del tomate, ideales para el aperitivo o para el segundo plato.


Necesitamos para 18:
500 gramos de calabacín.
50 gramos de miga de pan del día anterior.
1 huevo mediano.
Leche, para empapar la miga.
6 ó 8 tomates secos en aceite.
½ cucharilla de cúrcuma (opcional).
Aceite de oliva suave o de girasol para freír.
Sal y pan rallado.

Empezamos lavando bien el calabacín, o pelándolo si no es de cultivo ecológico.

Lo partimos en cubos pequeños, como de 1 centímetro.

Ponemos en la sartén una cucharada de aceite y, a fuego fuerte cocinamos el calabacín durante unos minutos, dándole vuelta de vez en cuando para que se tueste. Salamos y reservamos hasta que temple.

Mientras empapamos la miga de pan con la leche; escurrimos para quitar el exceso.

Batimos el huevo con una piza de sal y añadimos el tomate seco picado, la miga de pan escurrida, la cúrcuma y el calabacín.

Vamos haciendo las bolitas cogiendo porciones con una cuchara, las ponemos sobre pan rallado y rebozamos.

Dejamos en la nevera durante una hora más o menos; puede ser más.

Ponemos aceite a calentar en un cazo, para tener bastante altura.

Con una cuchara las vamos poniendo en el aceite caliente que debe cubrirlas.

Las freímos hasta que cojan un bonito color.

Recién hechas están riquísimas pero frías también.



¡Y listas, a disfrutar!

Esta receta, un poco modificada la vi aquí.


sábado, 11 de julio de 2020

Tarta de calabaza asada y coco.






No estamos en temporada de calabazas pero mi huerto el año pasado fue tan generoso que aún tenemos alguna en perfecto estado.

Y no sé si precisamente por ser del verano pasado están tan maduras que han perdido humedad y se les ha concentrado el dulzor.

Esta tarta recuerda mucho a la Tarta de Santiago por su textura y aspecto.

Necesitamos:
Unos 400 gramos de calabaza asada.
100 gramos de aceite de girasol.
100 gramos de coco rallado.
100 gramos de harina.
80 gramos de azúcar (podéis poner 100 gramos sí os gusta más dulce).
3 huevos medianos.
½ sobre de levadura química (tipo Royal).
Una pizca de sal.
Azúcar glas para adornar.

Empezamos partiendo la calabaza en trozos iguales, quitando la piel y las pipas y asándola en el horno a 180º hasta que esté tierna*. 

Dejamos que temple y la machacamos con un tenedor para hacerla puré.

En un bol ponemos los huevos con el azúcar y batimos hasta que se deshaga; añadimos el aceite, el coco y una pizca de sal y mezclamos bien.

Pasamos la harina y la levadura por un colador para evitar grumos y lo añadimos; mezclamos.

Por último ponemos el puré de calabaza asada frío o templado.

Hacemos una mezcla homogénea.

Lo ponemos en un molde (el mío tiene 24 centímetros), mejor desmontable y al horno a 180º hasta que esté cuajada, unos 40 minutos.

Cuando enfríe la podemos cubrir entera o haciendo algún dibujo con azúcar glas. 

Yo puse unas pequeñas cucharillas boca abajo antes de espolvorear el azúcar con un colador.


¡ Y listo, a disfrutar !

* Os aconsejo llenar la bandeja del horno ya que el gasto de electricidad será prácticamente el mismo y con lo que os sobre podéis preparar, por ejemplo una mermelada para el desayuno. Yo la trituré, añadí azúcar y canela y quedó una crema muy rica.