miércoles, 20 de diciembre de 2023

Bonito a la portuguesa.


Ya sé que lo normal es hacer “bacalao a la portuguesa” pero hoy “necesitaba” que fuera "bonito a la portuguesa". Siguiendo el principio de una de mis cuñadas, con los armarios “si algo tiene que entrar, algo tiene que salir”. En este caso del congelador. Y hoy le tocó al bonito.

Sea con el pescado que sea el resultado es un plato muy sabroso y muy fácil de hacer.

Necesitamos para dos:

2 ó 3 trozos del lomo o una raja, unos 350/400 gramos.

1 ó 2 cebollas, dependiendo del tamaño; en todo caso abundante.

¼ de pimiento rojo y otro de pimiento verde.

2 patatas medianas.

1 vaso de vino blanco*

Harina para rebozar.

½ cucharilla de pimentón, dulce o mezcla a vuestro gusto.

Sal y aceite de oliva virgen.

Empezamos partiendo la cebolla en juliana y la ponemos a pochar, a fuego lento, con sal en dos cucharadas de aceite. Después de tres o cuatro minutos la tapamos y seguimos cocinando, dándole vueltas de vez en cuando.

Mientras en otra sartén, con aceite abundante, freímos ligeramente los pimientos, en tiras; sacamos y reservamos.



Freímos las patatas partidas en lonchas de más o menos medio centímetro. Tampoco es necesario hacerlas completamente ya que todo se terminará en el horno.

Por último freímos, también ligeramente, el pescado salado y rebozado en harina; sacamos y reservamos.

Cuando la cebolla esté pochada apartamos del calor y ponemos en pimentón, con cuidado porque se quema fácilmente. Añadimos el vino blanco y dejamos dos o tres minutos al fuego. Apagamos.



En una fuente de horno ponemos las patatas, encima el bonito y cubrimos con la cebolla y los pimientos. 



Metemos en el horno caliente a 180º durante unos diez/doce minutos.

Servimos.


*Tengo que confesar que no tenía vino blanco así que…puse un chupito de güisqui. ¿El resultado? Excelente.

Esta receta está basada en “Bacalao a la portuguesa” de Fabrisa.

domingo, 10 de diciembre de 2023

Carne con puré de patatas y cebollas caramelizadas.


Esta receta creo que puede solucionarnos una comida o cena en estas fiestas sin volvernos “locos” con preparativos ni saliéndonos mucho del presupuesto. La carne de ternera no sufre un incremento, al menos grande, de precio por Navidad.

Es un plato muy rico, sencillo pero muy sabroso, que puede gustar incluso a los que no somos muy amantes de la carne, como yo; pero con una guarnición, que podemos variar al gusto, con una ensalada un poco creativa, no solo lechuga y tomate, queda un plato lucido.

Tiene la gran ventaja, además, que se puede hacer con antelación, incluso tener congelado y añadir el acompañamiento cuando haga falta sin los apurones de último momento.

Respecto a la guarnición hay muchas posibilidades: champiñones o setas, alcachofas, guisantes… que podemos cocinar en el mismo guiso en los últimos diez minutos; coles de bruselas que podemos hervir y saltear; o las siempre bien recibidas patatas fritas.

Yo hice un puré de patatas, cociéndolas, machacándolas y con un poco de mantequilla y unas cebollas caramelizadas que solo necesitan un poco-mucho de paciencia para dejarlas hacerse con una cucharada de aceite y un poco de sal.


Necesitamos:

Filetes de ternera, tantos como comensales. Pueden ser de tapa o de contra. Yo los partí del tamaño de escalopines.

Verduras: dos dientes de ajo, una cebolla, un ajo puerro, ½ pimiento rojo y dos zanahorias.

Además necesitamos: harina para rebozar la carne, una cucharilla de pimentón, un vaso de vino blanco, que se puede sustituir por ½ de coñac y un vaso de caldo, o agua si no tienes.

Sal y aceite de oliva virgen.

Para la guarnición: puré de patatas y cebolla caramelizada.

Empezamos salando los filetes y rebozándolos en harina; los sacudimos para quitar el sobrante y en una cazuela baja y amplia con aceite los freímos; los sacamos a un plato y los reservamos.

En la misma cazuela, si es necesario ponemos un poco más de aceite vamos friendo las verduras picadas: empezamos por los dientes de ajo y antes de que cojan color añadimos la cebolla, el ajo puerro, el pimiento y las zanahorias; dejamos pochar con un poco de sal.

Cuando estén blandas subimos el calor y ponemos el pimentón y en cuanto se fría, apenas unos segundos añadimos el alcohol que usemos, vino o coñac.

Volvemos a poner la carne con un poco de caldo, o agua, tapamos y dejamos cocinar despacio hasta que esté muy tierna; el tiempo dependerá del tipo de carne que usemos.

Ahora podemos sacar la carne y triturar la salsa o dejarla así, a vuestro gusto. A mí, ya veis, me quedó medio-medio porque la trituré en la misma cazuela y algún trozo se puso “rebelde” pero creo que queda bien así. Si os gusta la salsa menos espesa añadís un poquito más de caldo.

Se sirve caliente con la guarnición y la ensalada.


Ideas de ensaladas:

ensalada de caqui, canónigos y granada.




jueves, 23 de noviembre de 2023

Fabas (alubias) con cosas.


 


Estamos ya, por fin, en plena temporada de potajes de legumbres, cazuelas, sopas y cremas; todo nutritivo, sano y sobre todo… calentito.

Hoy fabas, alubias blancas, acompañadas con un sofrito de jamón y champiñones.

Si tenéis alubias ya cocidas, del congelador o de bote, el plato se hace en poquísimo tiempo.

Necesitamos por ración:

100 gramos de fabas secas, antes de cocer.

Entre 4 y 6 champiñones, dependiendo del tamaño.

Unos tacos de jamón.

Un trozo de pimiento verde italiano.

1 ó 2 dientes de ajo.

1 cebolla pequeña.

Sal, aceite de oliva virgen y laurel.

Empezamos poniendo, la noche anterior la legumbre a remojo en abundante agua fría.

Por la mañana quitamos el agua del remojo y las ponemos en un puchero con una hoja de laurel, una cebolla pequeña entera y un poco de aceite de oliva. 

Dejamos cocer despacio hasta que estén tiernas sin removerlas con ningún instrumento para no romperlas; el tiempo dependerá de la calidad y la frescura.

Mientras en una sartén ponemos el pimiento picado con unas cucharadas de aceite, después de un par de minutos añadimos los ajos picados y cuando empiezan a “bailar” los tacos de jamón y los  champiñones. Salamos ¡con cuidado! y cocinamos para conseguir que todo se dore.

Sacamos del puchero la cebolla con un poco de caldo, lo trituramos y lo añadimos de nuevo.

Mezclamos el contenido de la sartén con las fabas (si tienen demasiado caldo quitamos una parte) y cocemos despacio unos minutos después de probar y rectificar de sal.

Dejamos reposar antes de servir.

miércoles, 15 de noviembre de 2023

Guiso de garbanzos con espinacas.


 


Definitivamente me he pasado al lado oscuro; quizá no muy oscuro pero sí al lado más cómodo. Me he pasado a la comida rápida.

Me explicaré: garbanzos cocidos de bote y espinacas congeladas. En unos quince minutos un plato completo, sano y rico.

Necesitamos para una ración:

150 gramos de garbanzos cocidos.

1 taco, 200 gramos, de espinacas congeladas.

1 ó 2 dientes de ajo.

2 cucharadas de aceite.

½ cucharilla de pimentón.

1 huevo cocido. O una loncha de jamón serrano.

Empezamos poniendo en una cazuela dos dedos de agua con sal y cocemos, tapadas, las espinacas congeladas hasta que estén totalmente descongeladas; escurrimos y quitamos toda el agua que podamos.

Lavamos los garbanzos en un colador bajo el chorro de agua fría. Yo les quito la piel porque me parece más agradable de comer además no lleva mucho tiempo pero eso, por supuesto depende del gusto y del tiempo que se tenga.

En una cazuela ponemos el aceite y freímos los ajos; cuando empiezan a coger color apartamos del fuego y freímos el pimentón.

Añadimos las espinacas y los garbanzos; revolvemos con cuidado y dejamos tres o cuatro minutos todo junto a fuego suave.

Servimos con el huevo cocido.

Si optáis por el jamón, en vez o a la vez del huevo, lo picáis menudo y lo freís con el ajo. Lo demás todo igual.

 


lunes, 13 de noviembre de 2023

Ensalada de tomates y compañía.


Incluir en las comidas diarias una ensalada es una costumbre muy saludable.

Al llevar vegetales crudos son platos llenos de vitaminas, minerales y fibra.

Esta en concreto lleva tomates y compañía, a saber: perejil, rico en vitamina C, ajo crudo, que es un antibiótico natural, aceitunas negras, con aportación de vitaminas E y A, hierro, fósforo y grasas mono insaturadas, canónigos, con sus efectos diuréticos y depurativos. Además aceite de oliva virgen extra, que ya sabéis es nuestro “oro líquido” (y viendo el precio no hay duda) muy saludable.

Empezamos lavando los tomates y partiéndolos al medio; los ponemos en un bol y añadimos un buen manojo, al gusto, de perejil, lavado, seco y picado.

Agregamos ajo; la cantidad a vuestro gusto pero teniendo en cuenta que tiene un sabor fuerte. Yo puse ½ diente pequeño. Lo trituramos con un exprimidor de ajos (instrumento muy útil) y mezclamos.

Sazonamos con aceite y vinagre y dejamos reposar.


Cuando vayamos a servirla completamos con los canónigos, con su sal y aceite y las aceitunas.

*si queréis que sea plato único podéis añadir: huevo cocido, ventresca de bonito, queso o jamón…

lunes, 6 de noviembre de 2023

Codillos de cerdo guisados.


No será la pieza con mejor aspecto que podemos cocinar pero sí una de las más sabrosas. Necesita un tiempo prolongado de cocinado, con una cocción lenta, para que quede tierna y melosa. Aunque en realidad no da mucho trabajo solamente vigilarla de vez en cuando y darles la vuelta para que se hagan uniformemente.

Necesitamos:

2 codillos.

Para la salsa: unos dientes de ajo, 2 cebollas medianas, 2 puerros, incluso la parte un poco verde, ½ pimiento rojo, ½ pimiento verde y 2 zanahorias.

1 chupito de coñac o de güisqui.

½  vaso de vino tinto.

Caldo o agua.

Sal, pimienta negra y aceite de oliva virgen.

Empezamos sazonando los codillos con sal y pimienta negra; los ponemos en la cazuela con un fondo de aceite y los sellamos hasta que tengan un tono dorado.



Mientras vamos picando todas las verduras; no es necesario que sea en trozos muy pequeños porque la cocción va a ser larga y además vamos a triturar la salsa.

Cuando los codillos estén sellados añadimos el coñac o el güisqui de dejamos evaporar a calor fuerte.

Ponemos todas las verduras; yo puse primero los ajos, los puerros, las cebollas y zanahorias simplemente porque no me cabía todo en la cazuela que usé; cuando perdieron volumen agregué  los pimientos y el vino tinto.




Salamos, tapamos y bajamos el fuego dejando que se cocine lentamente. Si tiene poco líquido podemos añadir un poco de caldo y agua.

Cada media hora, más o menos, demos la vuelta a la carne y seguimos cocinando hasta que este muy tierna.



Sacamos los codillos y trituramos la salsa, podemos pasarla después por un chino si queremos que esté más fina, yo no lo hice. Probamos de sal y rectificamos.

Volvemos a poner la carne y lo mantenemos bien caliente hasta que se vaya a servir.

Como ya lleva bastantes hortalizas en la salsa lo podemos servir con patatas fritas y ¡para chuparse los dedos!

viernes, 3 de noviembre de 2023

Potaje de alubias blancas con espinacas y huevo.


Nunca se puede decir: “de esta agua no beberé”. Nunca.

Los que tenéis la amabilidad de leerme de vez en cuando me habréis “oído decir” que yo no uso legumbres de bote, que prefiero cocerlas yo misma. Bueno pues…esta receta está hecha con alubias de bote.

Mi explicación, más bien justificación, es que este verano mi carnicero me regaló un bote por la compra de carne para guisar, que, por lo visto, en verano tiene más difícil venta; en general se prefiere carne para freír o para la plancha.

A lo que voy, que tenía el bote ahí, mirándome y sintiéndose rechazado, excluido del trajín de las cazuelas y yo, que en el fondo tengo buen corazón, y hoy una comida que improvisar, le dije: “anda, ven pa´cá”. Lo de la comida improvisada es porque tenemos una alerta por viento y no me pareció prudente conducir hasta el supermercado ¡inconvenientes de vivir en una aldea”.

Necesitamos para dos:

1 bote de alubias blancas.

2 zanahorias.

½ pimiento rojo.

Tomate natural triturado.

Espinacas congeladas.

2 huevos cocidos.

Sal, aceite de oliva virgen extra y 1 hoja de laurel.

Empezamos preparando un sofrito: en tres cucharadas de aceite sofreímos las zanahorias y el pimiento con una hoja de laurel durante unos cinco minutos.


Añadimos el tomate y seguimos sofriendo.



Mientras: cocemos las espinacas en agua hirviendo con sal unos dos o tres minutos. Escurrimos bien y reservamos.

También cocemos los huevos, refrescamos y pelamos.

Enjuagamos muy bien las alubias, en un escurridor, para quitar todo resto del líquido de conservación.

Cuando el sofrito está añadimos las alubias, las cubrimos con el agua justa, y las espinacas. Subimos el fuego hasta que empiece a hervir y, ya a calor suave dejamos hervir unos cinco minutos más todo junto.

Servimos acompañadas con los huevos cocidos.

sábado, 28 de octubre de 2023

Bocadillo de cebolla caramelizada y pollo.


 

Para la cena, perfecto. Con una ensalada y una cerveza (bueno, también vale un vaso de agua).

Necesitamos:

Bollos de pan, tipo hamburguesa. Tantos como bocadillos vayamos a hacer.

Cebolla, la cantidad según los bocadillos, pero tened en cuenta que al pocharla disminuye mucho.

Filetes de pechuga de pollo.

Salsa de soja.

Sal, aceite de oliva virgen extra y pimienta negra.

Empezamos pelando y partiendo la cebolla en juliana. En una sartén con un poco de aceite la ponemos a pochar, a fuego lento, con paciencia porque tarda lo suyo; damos unas vueltas de vez en cuando. 

Cuando esté bien blandita y suave ponemos un poco de salsa de soja y dejamos dos minutos más.

Mientras partimos los filetes de pechuga en tiras, no muy largas para poder comerlas mejor. Adobamos con pimienta negra y un poco de sal ¡poco! porque la salsa ya tiene bastante.

Subimos el fuego de la cebolla y añadimos el pollo; salteamos a fuego alto hasta que el pollo se haga; es muy poco tiempo porque si los filetes son finos y están en trocitos se cocinan en un momento.

Rellenamos los panes abundantemente y acompañamos de una buena ensalada para hacer una cena ¡perfecta!

(Os dejo que se enfría).

 

jueves, 19 de octubre de 2023

Judías verdes con mejillones.


Hoy, de repente, se paró el viento sur, viento cálido, “viento de castañas” y ha bajado la temperatura, así que vamos a preparar un plato templado.

Por aquí las huertas ya no tienen judías verdes, fréjoles o vainas se llaman en esta zona, así que no sé de donde vienen pero las vi tan frescas y lozanas en el mercado del Fontán que no me resistí; los mejillones gallegos ¡los mejores!

Es una receta muy sencilla y muy rica, competa y nutritiva; sabrosa y fácil de hacer y digerir.



Necesitamos para dos*:

Judías verdes, unos 300 gramos.

Mejillones, docena y media.

Una cebolla mediana.

½ cucharada de harina.

Sal y aceite de oliva virgen extra**.

Empezamos preparando las judías: las despuntamos y les quitamos, con un pelador de patatas los hilos laterales, si los tienen; las partimos en trozos y las cocemos en agua con sal hasta que estén tiernas, pero no excesivamente cocidas; si sobre-cocemos las verduras y pierden el puntito crujiente no quedan ricas. El método “científico” que yo utilizo es ¡probar! hasta encontrar el punto de cocción que me gusta.

Mientras picamos la cebolla, bien menuda y la ponemos a pochar en dos o tres cucharadas de aceite, a fuego suave y con un puntito de sal.

Limpiamos los mejillones y los abrimos en una pota tapada, con un dedo de agua; los movemos para que no queden encajados unos en otros y todos tengan espacio para abrirse; sacamos de las conchas y reservamos ½ vaso del caldo.

Cuando la cebolla esté transparente ponemos la harina y la freímos durante un par de minutos; agregamos el caldo de los mejillones, damos unas vueltas para conseguir integrarlo bien todo. Si nos queda muy espesa podemos añadir más caldo o agua: el caldo de los mejillones aporta mucha sal por lo que es mejor diluirlo en un poco de agua.

Ya solo nos queda poner las judías en la salsa, mezclar y añadir los mejillones.



*Las cantidades siempre son orientativas, no todo el mundo necesita la misma cantidad; adaptarlas a vuestras necesidades.

**Yo pongo aceite de oliva virgen extra en estos platos porque es muy poca cantidad la que necesitamos y no encarece excesivamente el plato pero con otro tipo de aceite seguro que queda igual de rico.

miércoles, 18 de octubre de 2023

Ensalada “A la sombra de un sifón”


 

Veintisiete grados, sol y nubes, el 18 de octubre… obligada una ensalada  para empezar la comida.

Esta es muy sencilla: la “copié” de la sidrería “A la sombra de un sifón” de Cangas de Onís donde cenamos de maravilla.

La suya además llevaba unas nueces pero yo no las tenía partidas (aunque nuestro nogal es súper generoso y nos regala todos los años una abundante cosecha) así que para otra vez porque la repetiré.



Necesitamos:

Lechuga.

Una pera madura pero firme.

Queso Cabrales o Gamoneu.

Nueces.

Sal y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos lavando muy bien la lechuga y centrifugándola para quitar toda el agua. Podéis usar mezcla de lechugas o canónigos si os gusta más.

Agregamos el queso desmigado, en trocitos o en pequeñas lascas. Con otro queso azul también quedará muy buena pero, parafraseando a alguien “el Gamoneu o el Cabrales son imbatibles”. Yo puse Cabrales.

En el último momento, para que no es oxide, pelamos la pera y la partimos en lonchas un poco gruesas.

Ponemos unas nueces partidas en cuartos.

Aliñamos con sal, poca que el queso aporta, y aceite de oliva virgen extra.

jueves, 12 de octubre de 2023

Pollo con champiñones y mistela.



Hoy, creo que por primera vez, publico una receta que no he cocinado yo sino “mi santo” que parece, solo parece que huye de tanta verdura y se lanza a la carne.

El pollo que utilizó es lo que en Asturias llamamos, aunque ya no responda a la realidad, pitu de caleya; son pollos criados en libertad, antes sueltos por los pueblos, ahora ya en corrales amplios al aire libre.

Son más grande que los normales de granja, de carne más dura, más fibrosa, muy sabrosa y que requieren, por tanto más tiempo de cocinado.

 


Necesitamos:

Un pollo campero (pitu de caleya en Asturias).

½ kg de champiñones.

Dos cebollas rojas.

Cuatro dientes de ajo.

1/3 de botella de mistela.

2 cucharadas de harina.

Aceite de oliva virgen extra.

Sal y pimienta negra.

 

Empezamos: en una cazuela de fondo ancho, con dos o tres cucharadas de aceite se rehoga el pollo partido en tajadas regulares y adobado con sal y pimienta negra.

Mientras se sellan las tajadas, se trocea la cebolla y el ajo y se trituran en la batidora, debe quedar una pasta.

Se pasa el pollo a otra cazuela, cuando esté dorado, y en donde estaba se vierte la pasta del ajo y la cebolla. Se añaden un par de cucharadas de harina y se sofríe, junto con los jugos del pollo, durante unos minutos para que la harina se cocine.

A continuación se vierte esta salsa sobre el pollo y se pone al fuego la cazuela.

Se añade ahora un tercio de la botella de mistela y se cubre con un tazón de agua.

Se deja cocer a fuego lento una hora  y media aproximadamente, dependiendo del tipo de pollo que usemos, hasta que esté tierno.

En una sartén se fríen con una cucharada de aceite los champiñones bien limpios de tierra y laminados.

Cuando estén bien hechos se agregan a la cazuela con el pollo y se deja cocer otra media hora.

Este guiso debe reposar antes de servirse, mejor de un día para otro si es posible o al menos una media hora.

Ya solo queda disfrutar.


miércoles, 4 de octubre de 2023

Lentejas con bacalao.




No sé si esto os ha pasado alguna vez: yo a veces imagino nuevos platos, nuevos para mí, mezclo mentalmente ingredientes, productos que nunca he visto, ni cocinado, ni mucho menos comido juntos, creo que tengo una idea original y después busco en internet y…ya están allí.

Esto me ha pasado con estas lentejas con bacalao. Nunca había oído hablar de ellas pero ya existían, jajaja. Están buenísimas.

Necesitamos para dos:

150 gramos de lentejas secas.

300 gramos aprox. De bacalao desalado.

½ pimiento rojo.

1 cebolla mediana.

1 ó 2 zanahorias.

2 dientes de ajo.

1 hoja de laurel.

Sal y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos

48 horas antes de cocinar este plato desalando el bacalao. El tiempo va a depender del grosor de las tajadas. Las lavamos bajo el grifo para quitar la sal y las ponemos en un bol con agua fría en la nevera el tiempo necesario cambiando el agua dos veces al día.

Pesamos las lentejas y las lavamos.

En una cazuela las ponemos con una hoja de laurel y las cocemos hasta que estén tiernas. Hay que tener cuidado no se queden secas ya que al no haber tenido remojo absorben bastante agua. No ponemos de momento sal.

Mientas se cocinan las lentejas preparamos el bacalao.

En una sartén ponemos dos o tres cucharadas de aceite y freímos el bacalao un par de minutos por cada lado. Sacamos y reservamos.

En la misma sartén, con un poco más de aceite si es necesario pochamos las verduras, el ajo, la cebolla, la zanahoria y el pimiento, todo partido pequeño. Seguimos sin poner sal.



Cuando el sofrito está añadimos el bacalao, sin piel y sin espinas, desmenuzado en trozos grandes.



Añadimos el contenido de la sartén en la cazuela de las lentejas; la meneamos un poco, evitando revolver con una cuchara, y dejamos cocer despacio todo junto unos cinco minutos.

Es el momento de probar de sal y agregar si es necesario; con el bacalao hay que andar con cuidado para que se resale el guiso. Dejamos reposar unos minutos, un poco de perejil fresco por encima y listo.

Servimos.

sábado, 30 de septiembre de 2023

Albóndigas con guisantes.


 

A mí, ya os lo he contado, no me gusta mucho la carne, pero guisada con su salsa y verduritas la tomo sin problema, así que,  las albóndigas sí me gustan.

Quizá un poco laborioso de hacer pero es un plato que tiene muchas ventajas: se hace con antelación y se calienta cuando hace falta, congela muy bien, se puede poner tantas salsas distintas que puedes variar y no parece el mismo plato, se acompañan con arroz, pasta, patatas, ensalada…con lo que quieras, está muy rico y además es bastante económico ¿os parece poco?



Necesitamos:

750 gramos de carne de ternera picada a máquina una sola vez.

250 gramos de carne de cerdo, jamón fresco, también picada una sola vez a máquina.

2 huevos.

Miga de pan del día anterior.

Unos dientes de ajo, pimienta negra y sal.

Harina para rebozarlas.

Para la salsa necesitamos: dos dientes de ajo, una hoja de laurel, perejil y guisantes.

Aceite de oliva virgen.

Con estas cantidades a mí me salieron 28 albóndigas de un peso entre 35/40 gramos. Con que peses las dos o tres primeras se suficiente después ya “a ojo” ya lo notas y lo ves.

Empezamos adobando la carne: en un bol grande ponemos los dos tipos de carne, los huevos batidos, la miga de pan, remojada en leche y bien escurrida, el ajo machacado y pimienta negra.

Mezclamos bien y dejamos reposar en la nevera, bien tapada una hora como mínimo, aunque puede ser más. De momento no hemos puesto sal.

Pasado ese tiempo salamos y hacemos las albóndigas, bolitas de unos 35/40 gramos, las rebozamos en harina y ahora podemos hacer dos cosas: freírlas o asarlas en el horno.

Asadas tienen menos grasa, son más ligeras y yo creo que también un poco menos sabrosas. Yo las freí porque iba a hacer una salsa sin apenas aceite.

Las sacamos a papel absorbente.

Salsa: machacamos bien los ajos y los ponemos a freír en dos o tres cucharadas de aceite; antes de cojan color añadimos agua (o caldo, si tienes), las albóndigas, el laurel y los guisantes.

Cocemos despacio hasta que los guisantes estén tiernos. La carne no necesita mucho porque después de freírlas o asarlas ya está medio cocinada.

Yo usé guisantes congelados que necesitan unos 10 minutos para estar listos, si los usas en conserva añádelos en el último minutos solo necesitan calentarse.

Apagamos y agregamos el perejil picado, lavado y seco.

¡A comer!, bueno o a congelar para otro día.