Es este un plato muy sencillo y poco laborioso perfecto para comer pescado, especialmente por los niños y personas mayores, sin el riesgo a las espinas.
Podemos hacer dos versiones, no muy diferentes en la elaboración pero sí en el precio; podemos usar merluza fresca y langostinos o filetes de merluza congelada y prescindir de los langostinos. Cada cocinero sabrá lo que más le conviene.
Necesitamos para cuatro:
500 gramos, aproximadamente, de merluza.
4, 6 u 8 langostinos, dependiendo del tamaño.
1 huevo.
½ cebolla grande.
½ vaso de sidra natural (no sidra achampanada) o vino blanco.
Caldo de pescado.
Sal, harina, pan rallado, perejil y unas hebras de azafrán.
Aceite de oliva virgen.
Empezamos preparando la merluza: con la cabeza y las espinas hacemos un caldo. Reservamos. Picamos los filetes de merluza, a cuchillo; no importa si no queda muy regular, si quedan pequeños trozos, incluso puede ser mejor.
Pelamos los langostinos y también los picamos. Mezclamos con la merluza.
Adobamos con el huevo batido, que aglutinará la mezcla, sal y con un poco de pan rallado (solo lo justo, para no secar la masa). Hacemos las albóndigas, pequeñas de unos 30 gramos y las freímos.
Preparamos la salsa: con una pequeña parte del aceite que hemos usado para freír las albóndigas sofreímos la cebolla. En un vaso de caldo de pescado, muy caliente, infusionamos las hebras del azafrán. Cuando la cebolla esté tierna añadimos ½ cucharada de harina, la freímos y ponemos la sidra; agregamos el vaso de caldo, salamos y dejamos hervir suavemente durante unos minutos.
Ponemos las albóndigas y cocemos 3 ó 4 minutos, no es necesario más ya que son pequeñas y ya están fritas.
Picamos el perejil y lo añadimos en el momento se servir.