Parece que vuelve el frío; parece mentira que nos alegremos de que llueva, nieve y llegue un viento helador…pero es que este invierno apenas si lo hemos tenido.
Así que volvemos a los platos de cuchara: calientes, completos, saciantes, contundentes, o casi, porque nada de embutido, ni morcilla, ni chorizo, ni tocino; solo legumbre y verduras. ¡De verdad que está para chuparse los dedos!
Necesitamos hacer dos preparaciones por separado, una de la caponata siciliana (que yo hago a mi manera) y otra con unas fabas.
Fabas: para dos ponemos unos 150 gramos de fabas, yo usé la variedad “de la granja” que son las típicas de la fabada, a remojo en agua fría la noche anterior.
Por la mañana las cubrimos con agua fría y las ponemos a cocer con una hoja de laurel y un trozo de cebolla, procurando que siempre estén cubiertas; las asustamos con agua fría y la cocemos despacio hasta que estén tiernas; dependiendo de la calidad de las fabas tardarán más o menos. Nunca debemos introducir una cuchara u otro instrumento para revolver ya que las partiríamos simplemente meneamos la pota. Reservamos.
Para hacer la caponata de berenjena necesitamos: una cebolla, dos o tres dientes de ajo, una berenjena mediana, tomates maduros (o un bote de tomate pelado), unas alcaparras, aceitunas verdes, sal y aceite de oliva virgen extra.
Empezamos lavando la berenjena y partiéndola en trozos no muy pequeños; los ponemos en un escurridor con un puñado de sal y lo dejamos una media hora o algo más para que suelte algo de líquido; lavamos, escurrimos y reservamos. Yo esta vez no la pelé, a pesar de no ser de cultivo ecológico, pero podéis hacerlo si no os gusta la piel.
Ponemos un buen chorro de aceite en una cazuela amplia y, a fuego fuerte salteamos la berenjena; cuando está un poco dorada añadimos la cebolla y los ajos, todo picado, mezclamos bien, salamos y dejamos que se cocines hasta que la cebolla ablande; en ese momento añadimos el tomate y las aceitunas (yo usé gordal deshuesada y las partí al medio) seguimos cocinando hasta que pierda todo el agua y todos los ingredientes estén hechos. Agregamos las alcaparras y reservamos.
Cuando tenemos las dos preparaciones hechas nos queda mezclarlas: sobre la caponata vamos poniendo con una espumadera las fabas, meneamos la cazuela para ir mezclando y añadimos el caldo que sea necesario para cubrir el guiso ¡sin pasarnos! para que no quede demasiado caldoso.
Probamos de sal y rectificamos; yo las fabas siempre las salo al final así que el guiso necesitará más sal. Dejamos hervir despacio unos cinco minutos todo junto, reposar otros cinco y…a comer.
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