Sigo
buscando nuevas formas de comer calabacín y cuando vi la receta de “Calabacines
a la milanesa” en el recetario de la marquesa de Parabere enseguida me la
apunté ¡claro que hice algunas modificaciones!
Suprimí
el queso y lo cambié por unas anchoas que me parece que le dan un puntito
salado que les va bien. También puse orégano en vez de perejil.
Necesitamos
para dos:
Un
calabacín mediano o dos pequeños.
3
ó 4 tomates pera.
1
cebolla medina.
1
lata de anchoas.
1
cucharada de harina.
Aceites
de oliva virgen extra.
Sal.
Orégano.
Empezamos lavando muy bien el
calabacín y cortando los extremos. Yo quité con el pelador algunas
tiras de la piel (me parecía que quedaba más vistoso) pero si es de cultivo
ecológico podemos dejarla toda.
Partimos
rodajas algo gruesas, como de 2 centímetros. Las salamos y pasamos por harina.
Las
freímos en aceite bien caliente para que se doren pero sin perder agua.
Las
ponemos en una fuente que pueda ir al horno.
Picamos
las
anchoas y las repartimos por encima.
En
dos o tres cucharadas del aceite que nos sobre de freír el calabacín sofreímos la
cebolla picada; cuando empieza a ponerse trasparente añadimos
los tomates rallados o pelados y partidos en trocitos. Dejamos que se
cocine hasta que esté una salsa espesa.
Cubrimos
con ella las rodajas de calabacín.
Metemos
en el horno caliente a 180º durante unos 20/25 minutos.
Espolvoreamos
por encima orégano y un chorro de aceite crudo; servimos.
¡Y
listo, a disfrutar!
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