Hoy un pastel salado, fácil y rápido de hacer, que puede llevar las verduras que más os gusten, o esas que nos “miran” desde la nevera esperando una oportunidad.
Tanto el brócoli como la mezcla de huevos y leche tienen un sabor muy suave por lo que lo animé un poco con las aceitunas y las anchoas.
Se puede comer templado o frío, incluso acompañado con una salsa de tomate bien calentita y picante (ya probé, jajaja).
Necesitamos para un molde de 22 centímetros de diámetro:
3 huevos.
Brócoli, suficiente para cubrir el fondo del molde.
Aceitunas negras.
Seis anchoas.
200 ml. de leche evaporada.
Queso rallado.
Romero, para adornar.
Empezamos separando el brócoli en ramitos y escaldándolo en agua hirviendo con sal durante tres o cuatro minutos, que queden “al dente”.
Escurrimos y reservamos.
Con el aceite de la lata de anchoas (no es por ahorrar es porque tiene ese gustito tan rico a anchoas) pincelamos bien el molde.
Cubrimos el fondo con los ramitos de brócoli; intentamos que todos sean de tamaño similar.
Batimos los huevos, con sal y con la leche evaporada (se puede poner nata, si os gusta más). Podéis poner también el queso aunque yo lo añadí por encima, a media cocción.
Calentamos el horno a 170º, calor arriba y abajo.
Con cuidado de no mover mucho el brócoli agregamos la mezcla de huevos y leche; adornamos con las aceitunas negras y la anchoas.
Horneamos hasta que esté cuajado, con este tamaño unos 15 minutos tardó el mío; cuando al pinchar sale seco es que ya está. Estará un poco subido pero al enfriar vuelve a bajar.
Al sacarlo del horno adornamos con el romero que le dará perfume.
En el blog hay algún pastel salado más, por si os animáis.
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