Hoy, de repente, se paró el viento sur, viento cálido, “viento de castañas” y ha bajado la temperatura, así que vamos a preparar un plato templado.
Por aquí las huertas ya no tienen judías verdes, fréjoles o vainas se llaman en esta zona, así que no sé de donde vienen pero las vi tan frescas y lozanas en el mercado del Fontán que no me resistí; los mejillones gallegos ¡los mejores!
Es una receta muy sencilla y muy rica, competa y nutritiva; sabrosa y fácil de hacer y digerir.
Necesitamos para dos*:
Judías verdes, unos 300 gramos.
Mejillones, docena y media.
Una cebolla mediana.
½ cucharada de harina.
Sal y aceite de oliva virgen extra**.
Empezamos preparando las judías: las despuntamos y les quitamos, con un pelador de patatas los hilos laterales, si los tienen; las partimos en trozos y las cocemos en agua con sal hasta que estén tiernas, pero no excesivamente cocidas; si sobre-cocemos las verduras y pierden el puntito crujiente no quedan ricas. El método “científico” que yo utilizo es ¡probar! hasta encontrar el punto de cocción que me gusta.
Mientras picamos la cebolla, bien menuda y la ponemos a pochar en dos o tres cucharadas de aceite, a fuego suave y con un puntito de sal.
Limpiamos los mejillones y los abrimos en una pota tapada, con un dedo de agua; los movemos para que no queden encajados unos en otros y todos tengan espacio para abrirse; sacamos de las conchas y reservamos ½ vaso del caldo.
Cuando la cebolla esté transparente ponemos la harina y la freímos durante un par de minutos; agregamos el caldo de los mejillones, damos unas vueltas para conseguir integrarlo bien todo. Si nos queda muy espesa podemos añadir más caldo o agua: el caldo de los mejillones aporta mucha sal por lo que es mejor diluirlo en un poco de agua.
Ya solo nos queda poner las judías en la salsa, mezclar y añadir los mejillones.
*Las cantidades siempre son orientativas, no todo el mundo necesita la misma cantidad; adaptarlas a vuestras necesidades.
**Yo pongo aceite de oliva virgen extra en estos platos porque es muy poca cantidad la que necesitamos y no encarece excesivamente el plato pero con otro tipo de aceite seguro que queda igual de rico.
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