Una receta de las de toda la vida pero que hoy día
está un poco olvidada, quizá porque se hacía tradicionalmente con gallinas viejas
que ahora ya no consumimos; así que es necesario “reinventarla” un poco si la
hacemos con pollo.
Necesitamos para dos:
Dos zancas de pollo.
Aceite, harina, una cebolla grande, dos o tres dientes de ajo, caldo de pollo, sal y pimienta negra.
Para el majado:
Una rebanada de pan, mejor de hogaza, un huevo cocido, unas hebras de azafrán, un puñado de almendras.
Necesitamos para dos:
Dos zancas de pollo.
Aceite, harina, una cebolla grande, dos o tres dientes de ajo, caldo de pollo, sal y pimienta negra.
Para el majado:
Una rebanada de pan, mejor de hogaza, un huevo cocido, unas hebras de azafrán, un puñado de almendras.
Yo la hice así:
Cuando está, añadimos la cebolla y el ajo; dejamos
que se sofrían sin que lleguen a tomar color, que queden transparentes.
Cubrimos con abundante caldo de pollo las
tajadas. Dejamos que vaya cociendo despacio.
Vamos haciendo el majado.
Empezamos tostando la rebanada de pan de hogaza.
Cocemos un huevo. Tostamos el azafrán. Tostamos en una sartén unas almendras.
Ponemos en el mortero el pan tostado (también se puede
freír, si lo prefieres), la yema de huevo cocido, el azafrán y las almendras.
Machacamos bien este majado y se lo añadimos al guiso cuando ya casi este
hecho.
Dejamos cocer unos minutos y reposar, antes de
servir.
Que repose esta salsa es importante incluso de un día para otro, para que se asiente los sabores.
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