Necesitamos por persona:
Un fitete de pollo o de pavo.
Una zanahoria.
Dos pimientos del piquillo, de bote.
Pimienta.
½ vaso de vino blanco.
Una cucharilla de café de Maicena.
Y, como siempre, aceite y sal.
Pelar
las zanahorias, quitando los extremos y cocerlas en agua hirviendo con sal
durante 2 ó 3 minutos, solamente para que ablanden un poco, terminarán de
hacerse después. Dejar enfriar.
Abrir
la pechuga de pollo en un filete, lo más fino y grande posible (lo puede hacer el
carnicero). Ponerlo en la tabla y salpimentarlo.
Abrir
los pimientos del piquillo, quitarles las semillas que tengan y partirlos en
cuatro trozos.
Poner
sobre la pechuga los trozos de pimiento y la zanahoria blanqueada. Enrollar y
sujetar con un palillo.
En
una cazuela, baja y amplia, poner 2 ó 3 cucharadas de aceite y freír los rollos
por todos los lados.
Cuando
están dorados añadir medio vaso de vino blanco, dejar que se evapore el alcohol,
agregar un poco de agua o caldo (no mucho) y dejar cocer a fuego lento unos 10
minutos.
Si
os parece que la salsa está muy ligera, sacáis los rollos y añadís una
cucharilla de Maicena disuelta en agua y dejáis hervir unos minutos: quedará
una salsa espesita y brillante.
Servir
con lo que más os guste: patatas fritas, arroz blanco, pasta, ensalada, setas o
champiñones… admiten muchas compañías.
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