Necesitamos para dos personas:
- 2 dientes de ajo
- 1 cebolla
- ½ pimiento rojo
- ½ calabacín
- 1 berenjena
- 1 bote de tomate triturado
- Pimienta negra
- 1 cucharilla de pimentón dulce
- 3 huevos
- Y, como siempre, aceite y sal.
En la foto se
ven dos tomates que eran los que pensaba usar pero me pareció que estaban poco
maduros así que cambié de idea y usé un bote de tomate triturado. Si utilizas
tomates tienes que pelarlos y partirlos en trozos.
Empezamos por
el pisto:
Picamos la cebolla y un diente de ajo y los pochamos con dos cucharadas
de aceite en la misma cazuela donde haremos el pisto. Picamos el pimiento y
agregamos cuando el ajo empiece a tomar color.
Lavamos y pelamos, dejando parte de la piel, el calabacín y lo añadimos
cuando la cebolla y el pimiento empiecen a ponerse blandos.
Lavamos y partimos, en cuadraditos, la berenjena y la añadimos.
Ponemos sal cada vez que agregamos un nuevo ingrediente y dejamos que
todo se sofría; tenemos que dar vueltas de vez en cuando para evitar que se
pegue.
Añadimos el tomate natural triturado y un toque de pimienta; dejamos
que se cocine a fuego lento, dando vueltas de vez en cuando, hasta que todo
esté bien hecho.
Ahora el revuelto:
Batimos los huevos y les ponemos una pizca de sal.
Ponemos en una sartén una cucharada de aceite, añadimos el pisto y los
huevos batidos; cocinamos a temperatura muy suave, despacito, que se cuaje poco
a poco; lo dejáis más o menos hecho, a vuestro gusto.
¡Una cena ligera, hidratante, nutritiva…!
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