Llegar por
la tarde a casa, cansada, hacer un café o un té y partir un trozo de este
pastel es uno de esos “pequeños-grandes placeres” de los que no deberíamos
dejar de disfrutar.
Es fácil de
hacer, admite adaptar el relleno a nuestros gustos y el éxito está asegurado.
Necesitamos:
Dos
manzanas: las mías una vez peladas y sin pepitas pesaban 350g.
Uvas pasas:
30g.
Dátiles:
sin pepita 40g.
Mantequilla:
30g.
Azúcar
moreno: 40g.
Una
cucharada de azúcar blanco.
Un poco de
canela molida.
Un huevo.
Una plancha
de hojaldre congelado.
Empezamos:
Sacamos el
hojaldre para que se vaya descongelando.
Encendemos
el horno, que coja temperatura.
Ponemos las
uvas pasas en agua (o en licor) para que se hidraten.
Quitamos la
pepita a los dátiles y los partimos a trocitos.
En un cazo
ponemos la mantequilla y el azúcar moreno, calentamos hasta que se deshagan;
añadimos las manzanas peladas y cortadas a cuadraditos pequeños.
Ponemos la canela y dejamos que se vaya cocinando, dando vueltas de vez en cuando para que no se pegue; cuando la manzana esté blanda sin deshacerse ponemos las pasas escurridas y los dátiles.
Ponemos la canela y dejamos que se vaya cocinando, dando vueltas de vez en cuando para que no se pegue; cuando la manzana esté blanda sin deshacerse ponemos las pasas escurridas y los dátiles.
Dejamos
enfriar.
Extendemos
el hojaldre y lo espolvoreamos con el azúcar blanco; pasamos el rodillo para
que se adhiera bien.
En un
extremo ponemos unas cucharadas de relleno (frío) y con ayuda del papel del
hojaldre vamos enrollando, ponemos un poco más y damos otra vuelta, así hasta
cerrar el rollo.
Pintamos
con huevo batido, hacemos un pequeño agujero, a modo de chimenea y lo ponemos
en el horno caliente. Para la temperatura y el tiempo podemos seguir las
instrucciones del paquete.
Yo lo tuve
25 minutos de 200º.
Lo dejamos
enfriar o entibiar sobre una rejilla.
Con estas
cantidades que os he puesto me sobro un poco de relleno que aproveché mezclado
con yogur.
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