Una salsa realmente buena, capaz de convertir unos
sencillos filetes de pollo a la plancha en un plato sabroso y muy apetecible.
Así que pensando en esto decidí que el título de la receta tenía que poner delante
la salsa, ponerla en valor; la pechuga acompaña a la salsa y no al revés.
La salsa es similar a la que se hace para la receta
de gallina en pepitoria, receta ya en desuso, supongo que hasta que un@
cociner@ con muchas estrellas la vuelva a poner de moda.
Necesitamos para dos personas:
½ pechuga de pollo en filetes finos.
Para la salsa:
Una cebolla.
2 dientes de ajo.
La yema de un huevo cocido.
2 cucharadas de almendra molida.
Un sobre de azafrán.
Aceite de oliva virgen extra y sal.
Empezamos pelando y partiendo la cebolla.
Ponemos en una sartén dos cucharadas de aceite y sofreímos
lentamente la cebolla sin que llegue a tomar color; añadimos los dientes de ajo
picaditos y freímos.
Ponemos la yema de huevo cocido bien machacada.
Agregamos un poco de agua, sal y el azafrán tostado
y dejamos hervir unos segundos; ahora ponemos la almendra molida. Os recomiendo
ir añadiéndola poco a poco para conseguir el espesor deseado, tened en cuenta
que espesará algo más al reposar.
Probamos de sal, rectificamos si es necesario y
listo.
Esta salsa tiene una textura muy suave pero se notan
los trocitos de cebolla, si os gusta más podéis triturarla.
¡Ah! Me olvidaba: salpimentáis los filetes de pollo
y los hacéis a la plancha.
Con una ensalada o unas verduras hervidas tenéis una
cena perfecta, de lujo.
Con esta receta participo en el reto de febrero de Color y sabor de Temporada.
Con esta receta participo en el reto de febrero de Color y sabor de Temporada.
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