Vamos a preparar unas ricas magdalenas, para el
desayuno o la merienda.
Las magdalenas son básicamente pequeños bizcochos y
al igual que éstos permiten muchas variaciones de ingredientes y sabores. Todas
las fórmulas tienen una base común (harina, huevos, azúcar y grasa) y a partir
de aquí podemos empezar a “soñar” añadiendo nuestros productos favoritos
(chocolate, almendra, limón…)
Para éstas he seguido la tradicional fórmula del
bizcocho de yogur 3, 2, 1 (3 medidas de harina, 2 de azúcar y una de aceite)
adaptándola a mí gusto.
Los ingredientes que necesitamos son:
3 huevos a temperatura ambiente.
1 yogur natural, no azucarado.
Usamos el envase del yogur para medir el resto de
los ingredientes.
1 medida y ½ de azúcar (podéis poner dos pero mejor
no abusar el consumo de azúcar blanco).
2 medidas de harina y una medida de coco rallado.
1 medida de aceite de girasol.
1 sobre de levadura química.
Cápsulas de magdalena o moldes de silicona. Los míos
me los regaló mi nieto E… ¡a sus cuatro años ya sabe cómo conquistar a su
abuela!
Empezamos batiendo los tres huevos con el azúcar; si tenéis
unas varillas eléctricas es el momento de usarlas, si no…ánimo y paciencia y a
batir con energía hasta conseguir “meter” en la mezcla todas las burbujas de
aire que podamos.
Cuando la masa se vuelva blanquecina ¡la tenemos!
Añadimos el yogur y volvemos a batir, hasta integrarlo completamente.
Agregamos el aceite; yo uso de girasol para magdalenas y bizcochos
porque es una grasa saludable y no deja sabor. Batimos.
Mezclamos la harina con la levadura y tamizamos
para que no tenga grumos; añadimos el coco rallado y ya tenemos los
ingredientes secos.
Ahora unimos las dos masas, intentando no
perder el aire que hemos metido a la masa, así que vamos a hacerlo con cuidado,
poco a poco, revolviendo de abajo a arriba.
Vamos rellenando los moldes hasta unas ¾
partes de su capacidad.
Los metemos en la nevera durante un mínimo
de 30 minutos para que esté bien fría la masa; calentamos el horno
a 210º.
Este contraste de temperaturas, masa fría-horno muy
caliente, hará que nuestras magdalenas suban y formen un fantástico copete.
Dejamos a 210º durante unos 5 ó 6 minutos y bajamos a 180º hasta que tengan un
bonito color dorado, unos 15 minutos en total (pinchad con una
brocheta para comprobar).
Las sacamos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
¡Y listas!
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