Tenía
mucha gana de probar el bizcocho de remolacha y aprovechando
que me regalaron remolachas ecológicas, que llueve sin parar, que está muy
fresco para ser junio y que…bueno que me animé y lo preparé.
No
me decepcionó: es un bizcocho denso, húmedo como todos los bizcochos hechos con
puré de calabaza o zanahoria.
No
es muy dulce y lo único que yo cambiaría sería la cantidad de cacao, que me
parece mucha y “tapa” el color de la remolacha. Pero eso ya sabéis es cuestión
de gustos.
Necesitamos:
250 g de harina.
250 g de harina.
2
remolachas.
3
huevos.
Una
cucharada de miel.
80
gramos de azúcar blanco.
100
ml de aceite de girasol.
60
g de cacao sin azúcar.
250
g de remolacha cocida.
2
ó 3 cucharadas de leche.
1
sobre de levadura.
Una
pizca de sal.
Empezamos cociendo las remolachas; las mías
tardaron unos 25 minutos. Cuando enfríen un poco y se puedan manipular las
pelamos y trituramos con dos o tres cucharadas de leche. Reservamos.
En
un bol batimos los huevos con el azúcar, hasta que queden bien espumosos.
Añadimos
la
miel y el aceite y mezclamos.
Ya
tenemos la masa líquida del bizcocho.
Ahora
preparamos la masa seca: mezclamos la harina, la sal, la levadura y el cacao.
Vamos
agregando, tamizada y por tandas la masa seca en la líquida; ponemos un poco,
mezclamos y no añadimos más hasta integrarla.
En
el momento de encender el horno que se vaya calentando a 180º.
Cuando
ya mezclamos todo ponemos el puré de remolacha y lo mezclamos
con movimientos envolventes hasta que tenemos una masa homogénea.
Lo
vertemos en el molde; yo usé uno metálico forrado con papel y ligeramente
engrasado.
Horneamos
hasta que esté cuajado; el mío tardo 45 minutos. A los 30 minutos
aproximadamente lo tapé con papel para que no quemase por arriba.
Sacamos
del horno cuando al pincharlo con una brocheta salga seca, lo dejamos reposar
cinco minutos antes de desmoldar y poner en una rejilla a enfriar.
¡Y
listo, a disfrutar!
Esta
receta la vi en “Postres originales”; yo la modifiqué un poco, a mí gusto.
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