Otra forma de comer verduras para los que no son muy amantes “de las huertas”, que no es mi caso.
Tiene muchas ventajas prepararlos: se pueden hacer casi con cualquier verdura de temporada, brócoli, coliflor, berenjena, pimientos, calabacín, calabaza, judías verdes… o con mezcla de varias y así acabar con los pequeños restos que nos van quedando por la nevera; se pueden hacer con antelación, se comen calientes o fríos, con salsa de tomate o mayonesa, o sin nada; son un plato completo porque llevan huevo, verduras, leche; pueden ser más o menos calóricos en función de la cantidad de nata que pongamos, solo con leche quedan con distinta textura pero también muy ricos y ligeros.
Añadid alguna especia, pimienta, cúrcuma, Ras el Hanout…, lo que os guste porque le da un toque muy interesante.
Necesitamos:
1 repollo pequeño o medio grande.
2 ó 3 zanahorias, más o menos 100 gramos.
½ cebolla.
2 huevos medianos.
Leche y nata, en total 150 gramos. Yo puse 100 g de leche y 50 de nata pero podéis hacer otra proporción.
Aceite de oliva virgen.
Especias: pimienta negra y Ras el Hanout (optativo, también puede ser cúrcuma o nada).
Salsa de tomate: cebolla, tomates, sal y aceite.
Empezamos lavando muy bien el repollo y picándolo menudo. Ponemos a hervir una pota grande con agua y sal y lo cocemos hasta que esté tierno pero sin hacerlo en exceso. Yo pruebo un trocito del nervio de una hoja y tengo que notar un poco crujiente, aproximadamente unos 15 minutos.
Escurrimos y reservamos.
Mientras pelamos y picamos la cebolla.
También la zanahoria, en trocitos pequeños; primero partimos bastoncitos y después los picamos.
En una sartén amplia ponemos dos cucharadas de aceite y, a fuego muy bajo vamos pochando la cebolla y la zanahoria con una pizca de sal.
Batimos los huevos con la mezcla de leche y nata; agregamos el repollo y el contenido de la sartén; ponemos pimienta negra y Ras el Hanout, o la especia que nos guste.
Preparamos un molde rectangular; con papel de horno forramos el fondo y los laterales pequeños de forma que sobresalga para después poder desmoldar con facilidad.
Calentamos el horno a 170º; ponemos una fuente con un dedo de agua y metemos el molde (al baño María).
Dependiendo del horno tardará entre 30 y 40 minutos.
Dejamos dentro del molde hasta que esté templado, antes de desmoldar; se parte mejor si no está recién salido del horno.
Preparamos una salsa de tomate o una mayonesa para acompañar.
¡Y listo, a disfrutar!
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