¿Os acordáis de las patatas hasselback? ¿y de las berenjenas hasselback? Bueno pues ahora le toca el turno al calabacín.
Puede ser un primer plato y una guarnición. Si,
por ejemplo, asáis un pollo, una paletilla de cordero o un codillo de cerdo
durante los últimos minutos metéis el
calabacín y estará todo perfectamente hecho al mismo tiempo.
Yo lo serví con una ensalada de canónigos
¡estoy en lunes de recuperación, jajaja!
Necesitamos:
Un calabacín tierno.
Un tomate.
Dos lonchas de queso. Yo usé Gouda pero el que
os guste.
Sal, aceite de oliva virgen extra y orégano
seco.
Empezamos lavando el calabacín y quitando los
extremos. Tenemos que hacer cortes cada medio centímetro, más o menos, sin
llegar hasta abajo. Yo saqué una rodaja fina de cada corte para dejar sitio al
tomate y al queso.
Pelamos el tomate y lo partimos en rodajas
finas.
En un plato ponemos una cucharada de aceite con
una pizca de sal y con orégano seco.
Untamos las rodajas de tomate en este aceite
aromatizado; ponemos encima un trocito de queso y rellenamos los cortes del
calabacín.
No resulta muy fácil meter el relleno en los
cortes; si lo cogéis en la mano es más fácil porque se abren un poco más los
cortes.
Metemos en el horno caliente a 180º durante
unos 35/40 minutos, en una fuente untada en aceite o en la fuente del asado.
Y listo ¿comemos o qué?
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