Cada vez me gustan más estos platos únicos, de cuchara, con legumbres, verduras y carne o pescado.
Son platos completos y equilibrados nutricionalmente; son bastante económicos; se pueden hacer con antelación, incluso es mejor ya que ganan en sabor; y ahora que empieza el fresquito otoñal los platos de cuchara te reconfortan. Además puede ser un plato de aprovechamiento y eso tampoco bien mal.
Necesitamos por ración:
60 gramos de alubias blancas; cantidad orientativa ¡dependiendo del comensal!
100/120 gramos de carne de guisar, morcillo (chamón, en Asturias).
2 zanahorias.
½ pimiento verde o rojo.
1 cebolla mediana.
2 ó 3 dientes de ajo.
½ vaso de vino blanco.
¼ de cucharilla de cúrcuma (opcional).
1 hoja de laurel.
Harina.
Aceite de oliva virgen y sal.
Empezamos haciendo dos preparaciones por separado.
Ponemos 12 horas antes de cocinar las alubias lavadas a remojo. Las escurrimos y las ponemos a cocer, cubiertas de agua fría, con una zanahoria pelada y entera, un trozo de cebolla y una hoja de laurel. Cocemos despacio hasta que estén tiernas. Salamos.
Por otro lado preparamos la carne: salpimentamos los trozos, que no deben ser muy grandes, los pasamos por harina y los sellamos en una cazuela con dos cucharadas de aceite.
Añadimos los dientes de ajo pelados, la cebolla, la zanahoria y el pimiento; dejamos que se sofría despacio hasta que las verduras empiecen a ablandar.
Subimos el calor y ponemos el vino blanco; después de un par de minutos, cuando se haya evaporado el alcohol ponemos un poco de agua y cocemos despacio hasta que la carne esté tierna.
Sacamos los trozos de carne y trituramos la salsa. Volvemos a poner la carne en la salsa y las alubias cocidas con “casi” todo el caldo de su cocción. Hay que tener cuidado de no añadir demasiado para que no nos queden muy caldosas.
Dejamos cocer todo junto, muy despacio durante unos 10 ó 15 minutos. Probamos de sal y rectificamos si hace falta.
Si hacéis este plato con antelación, por ejemplo, de un día para otro es mejor dejar el guiso “tirando” a soso ya que al recalentar siempre se concentran más los sabores, se evapora más caldo y puede quedarnos salado: siempre es mejor quedarse corta en la sal que pasarse.
¿Comemos o qué?
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