Plato único, completo, contundente…calentito. Ya podéis ver por las fotos que a pesar de ser las dos de mediodía apenas entraba luz natural, el cielo estaba negro (“como la panza un burro” dicen en mi tierra) y necesitamos tener luz artificial; el invierno llegó y con qué ganas.
Hoy la carne es de ternera aunque a mí este potaje me gusta más con costilla de cerdo o con cordero, carne mucho más sabrosa en mi opinión. Pero bueno hoy fue así.
Necesitamos por persona:
Carne de ternera, de guisar, sin hueso unos 150/170 gramos.
Patatas, unos 150 gramos.
Zanahoria, judías verdes, cebolla, ajo, pimiento rojo o verde.
Sal, aceite de oliva virgen extra, harina y pimienta negra.
Empezamos adobando la carne con pimienta negra molida y sal; la pasamos por harina, sacudimos para quitar el sobrante y sellamos en una cazuela con dos o tres cucharadas de aceite. Cuando esté dorada añadimos la cebolla y el ajo picados, no es necesario que esté muy menudo ya que tiene una cocción larga. Añadimos un poco de sal.
Mezclamos bien y dejamos hasta que la cebolla empiece a ablandar; entonces agregamos la zanahoria y el pimiento, mezclamos: ponemos un poco de agua o caldo, tapamos y dejamos cocer a fuego medio hasta que la carne esté tierna.
Aprovechamos para pelar y picar las patatas, quitar los hilos laterales a las judías y partirlas.
Lo añadimos todo al guiso, ponemos algo más de agua, que lo cubra ligeramente, salamos, tapamos y dejamos cocer despacio hasta que todo esté bien cocido.
Puede quedar más caldoso, si os gusta, solo hay que añadir un poco más de agua.
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