Esta es una receta muy sencilla, que se hace en poco
tiempo y que puede ser un plato completo y único.
Desde octubre hasta la primavera los mejillones
están en su mejor momento, son nutritivos, baratos y muy ricos.
Empezamos: limpiamos los mejillones y los ponemos en una pota,
sin agua, tapada al fuego para que se vayan abriendo.
Los sacamos de las valvas, colamos el líquido que
tengan y reservamos.
Vamos haciendo la salsa.
Picamos cebolla, pimiento rojo y verde en trocitos
pequeños y lo ponemos a sofreír a fuego lento con un poco de sal. ¡Cuidado con
la sal! Vamos a usar el caldo que suelten los mejillones y, normalmente, aporta
mucha sal.
Cuando está blando añadimos una cucharadita de
harina y freímos. Ponemos vino blanco y dejamos evaporar a fuego fuerte.
Agregamos el caldo de los mejillones, poco a poco,
sin pasarnos de cantidad para que la salsa quede espesa, unas hebras de azafrán
tostadas y, si nos gusta un toque picante, una cayena.
Dejamos cocer un par de minutos y añadimos los
mejillones.
Aparta cocemos la pasta el tiempo necesario según el tipo de pasta que usemos.
Por último montamos el plato.
Por último montamos el plato.
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