Hoy os propongo una tarta salada sin base, sin queso
y sin nata, lo que la hace muy ligera.
Tiene calabacín y champiñones pero, por supuesto
podéis poner cualquier otra cosa que os apetezca.
Me parece una tarta salada ideal: se tomar en
cualquier momento, fría o templada, se puede hacer con cualquier relleno,
verduras, carne, marisco, al no llevar nata ni masa quebrada de base nos
ahorramos unas “poquitas” calorías y con
una ensalada y un postre es una comida o cena perfecta.
Necesitamos:
150 g de champiñones.
150 g de calabacín.
3 huevos.
100 g de leche.
125 g de yogur natural.
100 g de harina.
2 cucharaditas de postre de levadura, tipo Royal.
40 g de almendra molida.
Sal, aceite, pimienta negra.
Empezamos:
Limpiamos los champiñones, los partimos y los
pasamos por una sartén, con un poco de aceite y sal, a fuego más bien fuerte
para que se hagan. Sacamos y reservamos.
Lavamos el calabacín, quitamos con un pelador parte
de la piel, lo picamos y en la misma sartén, sin limpiar los hacemos, con un
poco de aceite y sal, a fuego fuerte para que quede un poco tostado.
Reservamos.
Batimos los tres huevos, el yogur, la leche y la
harina mezclada con la levadura. Salpimentamos.
Ponemos a calentar el horno a 170º.
En un molde, si es de silicona no necesita que le
pongáis nada, sino tenéis que forrarlo con papel y untarlo con aceite, ponéis
la mezcla líquida y añadís el calabacín y los champiñones, bien mezclado y
repartidos.
Cubrimos con la almendra molida.
Metemos en el horno caliente durante unos 20/25
minutos hasta que esté cuajada (pinchar con un palillo y comprobar). Ponemos un
momento el gril para que se dore por arriba ¡cuidado no se queme!
Dejamos fuera del horno unos 10 minutos para que se
atempere y desmoldamos.
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