Un pan muy especial, con una textura similar a un bizcocho
esponjoso y húmedo, pero no dulce.
Yo lo tomé para el desayuno con mantequilla y
mermelada y estaba exquisito. Pero creo que también puede ser apropiado para
tomar con jamón de york, queso…
Además es muy sencillo de hacer ya que el proceso es
casi
igual que para hacer un bizcocho: mezclar ingredientes, dejar levar y hornear.
Necesitamos:
125g de yogur natural.
125g de leche.
1 huevo.
300g de harina.
1 cucharilla de azúcar blanco.
1 cucharada de aceite de oliva virgen extra.
1 cucharilla de sal, unos 8 g.
6g de levadura fresca de panadero.
Empezamos poniendo la leche templada; disolvemos en
ella la levadura; agregamos el yogur, a temperatura ambiente y el azúcar; batimos
para hacer una mezcla homogénea.
Ponemos el huevo y el aceite, volvemos a batir.
Agregamos la harina, con la sal, poco a poco, dándole
vueltas para que todo se vaya integrando.
Queda una masa blanda, que no se puede amasar.
Ponemos la mezcla en un molde alargado de silicona,
tapamos con un paño y dejamos que la levadura haga crecer la masa. Dependiendo de
la temperatura de la cocina tardará más o menos.
Cuando está bien levado lo metemos en el horno
caliente a 180º hasta que esté bien cocido y dorado. El mío tardo 25 minutos.
Dejamos enfriar y ya tenemos las tostadas para el
desayuno, por ejemplo.
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