Ya sabéis que las ensaladas con legumbres son una manera estupenda de seguir comiéndolas cuando sube la temperatura y ya apetecen menos los platos de cuchara calentitos, esos que nos entusiasman y “resucitan” en lo más duro del invierno.
Estas fabas son ecológicas de la huerta de Llugarín, cultivadas con mucho mimo y eso se nota.
Suprimiendo las anchoas se convierte en un plato vegano para los que prefiráis esta opción.
Necesitamos por persona:
100 gramos de fabas (alubias blancas),
1 tomate mediano.
6 espárragos trigueros.
3 ó 4 filetes de anchoas en aceite (opcional).
Sal, orégano seco y aceite de oliva virgen extra.
Empezamos lavando las fabas y poniéndolas, la noche anterior a cocinarlas, a remojo en agua fría.
Las escurrimos y las ponemos a cocer cubiertas con agua fría, sin sal, a fuego medio hasta que estén tiernas; es importante no removerlas con una cuchara, para que no se rompan, simplemente movemos la cazuela de vez en cuando, y ¡siempre cubiertas de agua! para evitar que suelten la piel.
Las salamos cuando estén, con cuidado si vamos a usar anchoas.
Se pueden usar alubias de bote y nos saltamos este paso pero yo, la verdad no lo hago prefiero cocer fabas abundantes y tener en el congelador un taper para cuando las necesito.
Pelamos el tomate y lo partimos en trozos de bocado.
Partimos los espárragos y los escaldamos un minuto en agua hirviendo; escurrimos.
Ponemos en una sartén dos cucharadas de aceite, las anchoas (si las usamos), los espárragos y el tomate y cocinamos a fuego medio; las anchoas con el calor se desharán y dejaran su potente sabor. No lo cocinéis en exceso, un puntito crujiente es mejor.
Servimos las alubias templadas con las verduras y ponemos un poco de orégano en el último momento.
Y listo ¿comemos o qué?
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