La de hoy es la típica receta que, junto con las
croquetas, toda la vida se ha hecho para aprovechar restos de carne o de
pescado; hoy diríamos que es un plato de reciclaje.
Las empanadillas, a diferencia de las croquetas,
resultan sencillas y rápidas de hacer, admiten muchos rellenos diferentes, se
pueden freír o hacer en el horno (más ligeras), son un excelente aperitivo, segundo plato o cena, incluso frías están ricas, no conozco a nadie que no le gusten.
Necesitamos:
cebolla, pimiento verde y calabacín.
Bonito natural o una lata en aceite, bien escurrido.
Un paquete de obleas de empanadillas.
Un huevo.
Hacemos un sofrito con lo que más nos guste. Yo en esta ocasión sofreí mucha cebolla, picada pequeña, pimiento verde italiano y calabacín.
Queda muy jugoso y le va bien al bonito.
Aproveché bonito que me había sobrado; lo desmenucé
bien y lo añadí al sofrito; como ya estaba cocinado sólo necesitó integrarse.
Se puede usar bonito en aceite de lata escurrido.
Vamos poniendo un poco encima de cada oblea.
Un consejo: no cerréis las empanadillas hasta que las tengáis todas, es la mejor manera de repartir bien el relleno y añadir o quitar para que todas tengan más o menos lo mismo.
Un consejo: no cerréis las empanadillas hasta que las tengáis todas, es la mejor manera de repartir bien el relleno y añadir o quitar para que todas tengan más o menos lo mismo.
Cerramos y con un tenedor presionamos bien los
bordes.
Precalentar el horno a 190º ó 200º.
Batimos un huevo y las pintamos.
En unos 12 / 15 minutos estarán, pero ya sabéis ¡vigilad!
También las podéis freír; ponerlas sobre papel
absorbente al sacarlas de la sartén.
Animaos a hacer unas ricas empanadillas con esos
restos de carne guisada o de pollo o de pisto o de…cualquier relleno
expresamente preparado para ellas.
En fin, probad y ya me contaréis.
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