Recogemos una caja de ciruelas que estén maduras. Las
lavamos bien; en nuestro caso son de los árboles de casa y sabemos que no están
tratadas con productos químicos.
Ponemos las ciruelas, las manzanas peladas y sin pepitas,
el zumo y las pieles de limón y el azúcar en una pota; mejor que sea
alta, para que cuando empiece a hervir salte menos fuera (menos que ensucia y
sobre todo menos que te quemas).
Con un cuchillo hacemos unos cortes a las ciruelas para
que empiecen a soltar su jugo, y que se mezcle con el azúcar y el zumo de
limón.
Ponemos a cocer.
A medida que van cociendo
van soltando la pepita y tenemos que ir retirándolas; esto aunque es un poco
pesado es necesario porque este tipo de ciruelas no se pueden despepitar antes
de cocer.
Pasamos la mermelada, ya
sin pepitas ni piel de limón por un chino y seguimos cociendo y dando vueltas
hasta que está con la consistencia que deseamos.
En fin, probad y ya me contaréis.
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