Otra forma de comer calabacín. Leí varias recetas de
tortitas y, al final, me decidí por
hacerlas con una fórmula similar a la de los rellenos del cocido de garbanzos.
Empezamos lavando, secando, despuntando y rallando
el calabacín con su piel.
Lo ponemos en un escurridor con un poco de sal y lo
dejamos unos 30 minutos para que suelte gran parte de su agua. Conviene
presionar y remover de vez en cuando para facilitarlo.
¡Cuidado con la sal! Mejor poner poca porque al
perder agua queda más concentrada y podemos pasarnos. Mis tortitas quedaron un
poco saladas.
Yo puse 430 g y, después de perder el agua, quedaron
310g.
Para esta cantidad de calabacín batimos 2 huevos;
ponemos pimienta negra molida.
Añadimos el calabacín, unos dientes de ajo picaditos
y una rebanada de pan, mejor del día anterior y sin corteza.
Removemos para deshacer el pan y para hacer una
mezcla homogénea.
Y a freír; esta masa no puede esperar porque el
calabacín seguiría soltando su líquido y no quedaría con la consistencia
necesaria.
En una sartén, con muy poco aceite caliente, ponemos
cucharadas de esta mezcla, y con la misma cuchara aplanamos un poco y damos
buena forma.
Cuando está damos la vuelta, con cuidado de que no
nos rompa ya que es una masa muy ligera.
Es otra una buena guarnición para un plato de carne
y puede sustituir a la ensalada.
En fin, probad y ya me contaréis.
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