Este guiso de conejo con cebolla es muy tradicional y
sencillo, la única “innovación” ha sido añadir un poquito de cúrcuma que le da color
y aroma, pero podéis prescindir de ella.
La carne de conejo tiene muy poca grasa y si hacemos
una salsa y un acompañamiento también ligeros puede ser un plato ideal para no pasarnos de calorías.
Se puede acompañar con arroz blanco, patatas fritas,
ensalada…y constituir un plato único.
Necesitamos para dos:
Las patas delanteras y trasera de un conejo.
Dos o tres cebollas, dependiendo del tamaño.
Un chorro de brandi.
Sal, pimienta negra y ½ cucharilla de cúrcuma
(opcional).
Harina, la necesaria para rebozar ligeramente la
carne.
Aceite de oliva virgen.
Empezamos adobando el conejo con sal y pimienta; pasamos las
piezas por harina y sacudimos para eliminar el sobrante.
En una cazuela amplia ponemos el aceite, 3 ó 4
cucharadas y freímos bien las tajadas para que se doren.
Mientras pelamos y picamos cebolla; cuando el
conejo está dorado la añadimos y salamos. Se cocina simplemente con la cebolla,
sin caldo ni agua por lo que conviene ser generosos.
Damos unas vueltas para que se reparta bien, subimos
el calor y ponemos el brandi; dejamos evaporar el alcohol durante dos o
tres minutos, bajamos el calor, tapamos la cazuela y dejamos cocer despacio.
Cuando el conejo está tierno (pinchamos con una
puntilla para comprobar que entra bien) agregamos la ½ cucharadita de cúrcuma
a la salsa; dejamos cocer unos 5 minutos más.
¡Y listo!
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