El sabor de esta torta es muy suave, a queso y manzana, que es una
mezcla de sabores muy tradicional y muy rica.
Como podéis ver por los ingredientes que lleva es una torta húmeda, densa, no ligera ni esponjosa.
Como podéis ver por los ingredientes que lleva es una torta húmeda, densa, no ligera ni esponjosa.
Yo rebajé la cantidad de azúcar, justo a la mitad
que ponía la receta original (os dejo el enlace) y creo que queda bien
pero…
También cambié el requesón (ricotta) por queso
fresco.
Necesitamos:
250 g de queso fresco, tipo queso de Burgos.
100 g de azúcar moreno.
3 huevos.
100 g de aceite de girasol.
200 g de harina.
1 sobre de levadura.
Una pizca de sal.
1 ó 1 ½ manzanas.
Empezamos poniendo el queso, los huevos, la pizca de sal y el
azúcar en la batidora; batimos hasta conseguir una masa uniforme.
Sacamos la masa a un bol, añadimos el aceite y
seguimos removiendo hasta que se integre bien.
Mezclamos la levadura con la harina y pasamos por un
colador para evitar los grumos.
Añadimos a la masa la mezcla de harina y levadura;
removemos para integrar bien.
Ponemos la masa en un molde; yo usé un molde de
silicona, redondo de 24 centímetros de diámetro.
Pelamos la manzana, la partimos en cuartos y
quitamos el corazón; partimos en láminas finas.
Vamos clavando las láminas de manzana en
la masa haciendo un círculo alrededor del molde. Después hacemos otro, más
pequeño en el centro. Dependiendo del tamaño de la manzana se necesitará más de
una.
Metemos nuestra torta en el horno a 180º durante unos 40
minutos (pinchamos con un palillo para comprobar que está cocida).
¡Y listo!
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