Durante todo el verano las matas de calabacín producen
y producen y ya no se sabe muy bien qué hacer con ellos: calabacín relleno,
revuelto de calabacín, bizcocho de calabacín... y ahora mermelada de calabacín.
Leí recetas por aquí y por allá y al final, mi
versión.
Usé un kilo de calabacín, que como eran pequeños y
muy tiernos medio pelé, quiero decir que quité un poco de piel para que no
quedara una mermelada muy verde pero no toda.
Lo partí en tozos pequeños y lo puse a cocer,
tapado, con un dedo de agua, el zumo de un limón y los restos que quedan después de explimirlo y 300g de azúcar.
Enseguida suelta mucha agua por lo que con darle una
vuelta de vez en cuando y dejar cocer es suficiente; hasta que empiece a espesar, entonces
hay que vigilar y dar vueltas para que no se agarre al fondo.
Conviene cocerla en una olla alta, para que salpique menos; y ¡cuidado! salta y te quema con facilidad.
Conviene cocerla en una olla alta, para que salpique menos; y ¡cuidado! salta y te quema con facilidad.
Cuando está espeso y todo deshecho ya la tenemos, aproximadamente 90 minutos. Yo lo pasé por la batidora y así queda más homogéneo.
Pesé la mermelada y quedó en 875g.
Si la quieres conservar, ya sabes el proceso: esterilizar
los tarros y envasar.
Yo está vez no lo hice porque era una prueba para
ver si nos gustaba así que mañana al desayuno… la cata.
En fin, probad y ya me contaréis.
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