Tener una huerta está bien; comes productos de
temporada no tratados con productos químicos, haces ejercicio, estás al aire
libre y…muchas cosas más: todas sin duda beneficiosas.
Pero, como casi todo, tiene una cara “b” y en está
ocasión es la sobreproducción, en momentos puntuales, de algunos productos.
Así que aquí estamos (hoy tengo una buena ayudante)
en una bonita mañana de agosto lavando, despepitando y partiendo pimientos para
hacer mermelada.
En unas tartaletas con queso. |
Necesitamos:
Pimientos verdes. Los nuestros son italianos y
morrones, mezclados.
Azúcar.
Dos o tres cucharadas de aceite de oliva virgen
extra.
Pizca de sal.
Opcional: pimienta.
En una pota alta ponemos el aceite, los pimientos
verdes, ya sabéis lavados, despepitados y partidos con un poco de sal. Dejamos que
se sofrían dándoles vueltas de vez en cuando.
Cuando empiecen a estar un poco blandos añadimos el azúcar.
¿Cuánto azúcar? La proporción que yo puse fue: por cada 100g de pimiento 25 de
azúcar, es decir yo tenía 1.600g de pimiento y puse 400g de azúcar.
Normalmente se suele poner más, hasta 40g de azúcar
por 100g de pimiento; a mí no me gusta la mermelada demasiado dulce y sobre
manera ésta que no solo se puede tomar con tostadas para el desayuno sino que
acompaña muy bien carne o queso.
Se puede ir probando y añadir hasta que tenga el
dulzor que os guste.
Dejamos que hierva despacio dándole vueltas con
mayor frecuencia a medida que está más hecha hasta que tenga la textura
deseada.
Se puede dejar así o, como hice yo, pasarla por el
pasapuré para quitar las pieles del pimiento.
Como opción, se puede añadir un poco de pimienta negra al final si
os gusta; yo no la puse porque el pimiento ya tiene un sabor muy protagonista y creo que
no necesita más.
Con queso, para el aperitivo. |
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