Esta receta es un potaje sencillo, muy completo y
sabroso. Tiene un poco de todo, o de casi todo, legumbre, arroz, verduras,
huevo…
Lleva un poco de tiempo hacerlo pero no exige una
atención constante así que os animo a hacerlo; solo tiene un secreto: buena
legumbre y cocción lenta ¡ah! y apetito para degustarlo.
Necesitamos para dos:
Garbanzos, unos 120g.
Arroz, unos 40g.
Dos o tres zanahorias.
Dos puerros.
2 dientes de ajo.
½ cucharadita de pimentón dulce (o picante).
1 hoja de laurel.
Perejil.
½ huevo cocido por persona.
Aceite de oliva virgen.
Sal.
Empezamos poniendo los garbanzos a remojo la noche anterior.
Por la mañana ponemos a cocer agua con los
puerros, las zanahorias y la hoja de laurel; cuando rompa a
hervir añadimos los garbanzos escurridos del agua de remojo y sal.
Dejamos cocer hasta que estén tiernos.
Quitamos la hoja de laurel. Sacamos los
puerros y las zanahorias con un poco de caldo y lo trituramos con la
batidora. Añadimos al potaje.
Conviene que tengan caldo abundante porque tenemos
que añadir
el arroz. Lo ponemos y seguimos cociendo despacio hasta que esté
cocido.
En una sartén con aceite de oliva freímos los
dientes de ajo partidos en láminas.
Separamos del fuego y añadimos
el pimentón para que se fría sin quemarse.
Lo agregamos a la cazuela, probamos de sal y
seguimos cociendo dos o tres minutos más.
Movemos un poco la cazuela para que todo se mezcle ¡nada
de meter cuchara u otra cosa para dar
vueltas!
Dejamos reposar antes de servir y adornamos
con los huevos cocidos partidos en cuartos y perejil picado.
¡Y listo, a disfrutar!
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