La receta de hoy es un
guiso muy tradicional, un clásico en muchas cocinas; como todo guiso tradicional
tiene muchas variantes, muchas formas de hacerlo, cada casa tiene su fórmula y
sus gustos.
La manera que yo os propongo hoy, friendo el bacalao antes no es la
que hago con más frecuencia pero me apetecía probar y el resultado me ha
gustado mucho.
Necesitamos para dos:
250 g de bacalao salado.
400 g aproximadamente de
patatas.
1 cebolla mediana.
2 ó 3 dientes de ajo.
1 hoja de laurel.
½ vaso de vino blanco.
Azafrán.
Harina, para rebozar el
bacalao.
Aceite de oliva virgen.
Empezamos
24 0 48 horas antes de hacer el guiso poniendo a desalar el bacalao.
Dependiendo del grosor de las tajadas tardará más o menos tiempo. Lo lavamos
bajo el grifo con agua fría y lo ponemos, cubierto de agua en un bol en la
nevera. Le cambiamos el agua tres veces al día.
Pelamos las patatas y
la partimos cascándolas para que tengan los cortes irregulares, con picos que
se desharán al cocinarlas y engordarán el caldo.
Secamos bien el
bacalao con papel de cocina y lo pasamos por harina; en la cazuela
donde vamos a hacer el guiso ponemos unas cucharadas de aceite y freímos
el bacalao; cuando esté dorado lo sacamos a un plato y reservamos.
En la misma cazuela y con
el aceite que usamos para freír ponemos a sofreír los dientes de ajo y la cebolla
picados; cuando la cebolla empieza a ablandar ponemos media cucharada
de harina,
freímos y añadimos el vino blanco.
Agregamos las patatas, el
laurel y el azafrán tostado y cubrimos con agua.
Dejamos cocer despacio unos 15 minutos. De momento no ponemos sal.
Volvemos a poner el
bacalao y todos los jugos que haya soltado en la
cazuela con las patatas y seguimos cociendo 3 ó 4 minutos más.
Probamos de sal y dejamos
reposar unos 10 minutos antes de servir.
¡Y listo!
Os dejo el enlace a otra
receta de patatas con arroz y bacalao por si os apetece echar un vistazo.
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