jueves, 3 de marzo de 2022

Paccheri rellenos con mejillones.

 


Los paccheris son un tipo de pasta con forma de cilindro y con un tamaño muy apropiado para rellenar.

Se pueden rellenar con cualquier cosa que se os ocurra, verduras, carne, pescado, marisco o con restos que os sobren de otras preparaciones para no desaprovechar nada,

Las recetas que tengáis para los canelones son perfectas para este tipo de pasta.

También se pueden servir con salsa, sin rellenar.

Necesitamos:

5 ó 6 paccheris por ración.

Salsa de tomate casera.

Para el relleno:

Dos dientes de ajo, 1 cebolla mediana y pimiento verde italiano.

1 cucharada de harina.

Mejillones, dependiendo del tamaño pero al menos dos por paccheri.

Sal y aceite de oliva virgen extra.

Empezamos poniendo a cocer la pasta, en abundante agua hirviendo con sal, el tiempo que marque el fabricante; normalmente entre 12/14 minutos.

A la vez vamos preparando el sofrito con las verduras, el ajo, la cebolla y el pimiento, todo picado muy menudo, en dos cucharadas de aceite. No ponemos sal de momento.

Una vez limpios, abrimos los mejillones al vapor y los picamos en tres o cuatro trozos; los reservamos con el jugo, colado, de la cocción.

Cuando las verduras estén blanditas sin coger color, añadimos la harina y sofreímos durante un par de minutos; agregamos los mejillones picados y parte de caldo de cocción; dejamos hervir para que se espese.

El caldo de cocer los mejillones suele ser muy salado por lo que no conviene poner mucha cantidad; si necesitáis poner más se puede añadir algo de caldo de pescado e, incluso, un poco de agua. El relleno espesará algo más al enfriar.

Es el momento de probar de sal.

En una fuente que pueda ir al horno ponemos una capa de salsa de tomate.

Con una cucharilla vamos rellenando la pasta y colocándola encima del tomate; podemos poner otro poco de salsa por encima o queso rallado.

Encendemos el horno a 200º, solo por arriba y los gratinamos hasta que doren un poco.*

(*En las fotos veis que yo aun no he hecho este último paso; la explicación es simple: tuve que elegir entre hacer las fotos al final y tomar la comida “templada” o hacerlas sin terminar la receta y comer en cuando salieron del horno. Está claro lo que elegí, jajaja)






¿Comemos o qué?

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