La carne de cordero es, sin
duda, mi favorita: ya sea guisada, asada o en chuletas de palo bien fritas; es de la poca carne que no se me “hace bola”,
jajaja.
Hoy he utilizado una de las
partes más económicas, el pescuezo, que tiene una carne bien pegadita al hueso,
muy sabrosa.
Es una buena manera de
aprovechar esta parte si compras medio cordero. Asas la pierna y la paletilla,
haces las chuletas y te quedan esas tajadas menos vistosa que también hay que
usar.
Necesitamos para dos:
400 g. de cordero.
300 g. de patatas.
1 cebolla grande.
2 ó 3 dientes de ajo.
1 limón.
Sal, pimienta negra y
aceite de oliva virgen extra.
Ras-el-hanout y canela en
rama.
12 aceitunas verdes
gordal.
Empezamos poniendo en una
cazuela amplia dos cucharadas de aceite y sellando las tajadas adobadas con sal
y pimienta.
Mientras picamos la
cebolla y los dientes de ajo.
Pelamos el limón, cogiendo
sólo la parte amarilla y hacemos el zumo.
Cuando la carne está
sellada añadimos las aceitunas, la cebolla, los ajos, la piel de limón y sal;
tapamos y dejamos cocinar unos minutos hasta que la cebolla empiece a
ablandarse.
Agregamos el ras-el-hanout
y la canela, mezclamos bien y ponemos un vaso de agua y el zumo de medio limón.
Dejamos cocer despacio unos
30 minutos.
Aprovechamos para pelar las patatas y partirlas en trozos grandes; las añadimos y seguimos cocinando despacio otros 25/30 minutos más.
El guiso no debe estar cubierto de caldo, sino
relativamente seco.
Servimos.
¿Comemos?
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