No hace muchos años que yo empecé a cocinar las legumbres con pescado o marisco; antes me parecía que las lentejas, garbanzos o alubias “pedían” siempre carne o embutido.
Unas fabas, “alubias blancas”, con almejas, garbanzos con rape, “pixín” en Asturias, lentejas con chipirones, con setas, con alcachofas, etcétera, etcétera…incontables combinaciones para hacer platos sencillos, baratos y variados.
Hoy con mejillones, un producto asequible, de proximidad, de Galicia, y lleno de propiedades y nutriente además de ser exquisito.
Necesitamos para dos:
200 gramos de lentejas.
12 mejillones.
Caldo de pescado o agua.
1 zanahoria.
1 cebolla mediana.
1 hoja de laurel.
Aceite de oliva virgen extra y sal.
Empezamos lavando bien las lentejas y dejándolas a remojo mientras preparamos los demás ingredientes.
Limpiamos los mejillones y los abrimos con ½ pocillo de agua; dejamos templar y separamos la carne de las cáscaras. Colamos el jugo que suelten y lo reservamos.
En una cazuela ponemos dos o tres cucharadas de aceite y pochamos, a fuego suave, la cebolla picada menuda; cuando empiece a ablandar añadimos la zanahoria pelada y partida en medias lunas; damos unas vueltas y dejamos que se vaya pochando despacio ¡sin sal!
Agregamos las lentejas escurridas con la hoja de laurel, ponemos el caldo que soltaron los mejillones y más agua o caldo de pescado hasta cubrir bien.
Dejamos cocer despacio durante unos 30/35 minutos y probamos como van de cocción y de sal; el caldo de los mejillones suele tener bastante sal ¡así que cuidado al añadir más!
Cuando las lentejas estén tiernas agregamos los mejillones, apagamos y dejamos con el calor residual unos minutos.
Servimos.
¿Comemos?
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