Esta empanada se hace con una masa muy fácil y rápida ya que no lleva
levadura por lo que no necesita reposo.
Se hace la masa y el relleno ¡y al horno!
Podemos hacer pequeños círculos y hacer empanadillas.
Necesitamos para la masa:
500 g de harina.
110 g de vino blanco.
110 g de aceite de girasol.
110 g de leche.
8 g de sal.
1 huevo mediano.
Relleno:
1 cebolla grande.
Bonito en aceite.
2 huevos cocidos.
Sal y aceite de oliva virgen extra.
Empezamos preparando la masa:
En un bol grande ponemos los 500 gramos de
harina con la sal, mezclamos.
Añadimos el vino, la leche y el aceite; sujetamos con una mano el bol y con la otra vamos mezclando todo para obtener una masa uniforme.
Como no todas las harinas absorben igual tenemos que
comprobar que la cantidad de líquido es la adecuada y añadir un poquito más si
está muy seca o, por el contrario una cucharada más de harina es está demasiado
blanda.
Hacemos una bola y dejamos la masa mientras
preparamos y enfría el relleno ya que no podemos usarlo caliente.
Este relleno es muy básico pero muy rico y
jugoso; a mis nietos les encanta.
Picamos la cebolla y la dejamos pochar
despacio, con un poco de sal hasta que está blandita.
Cocemos los huevos, los pelamos y partimos
también muy pequeñitos.
Desmenuzamos el bonito.
Mezclamos la cebolla pochada, los huevos y el
bonito.
Encendemos el horno a 180º para que esté
caliente cuando tengamos montada la empanada.
Partimos la masa en dos partes, una un poco más grande que la otra, 60/40,ya que la base necesita ser más amplia que la tapa.
Extendemos la masa de la base y cubrimos la
base el molde.
Repartimos bien el relleno.
Estiramos la otra parte y cubrimos cerrando
bien los lados.
Hacemos una chimenea en el centro para que
salga el vapor y, con los recortes que nos queden hacemos algún adorno.
Batimos el huevo y pintamos la empanada para
que coja un bonito color.
Horneamos durante unos 50 minutos.
¿Comemos?
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