El scone es un
pan típico de Reino Unido y originario de Escocia.
Es un alimento
muy común en desayunos y meriendas.
En Escocia, las
porciones son triangulares a diferencia de en otros países donde se les da
forma redonda.
Se suele servir
templado y abierto por la mitad.
Está elaborado
con harina de trigo, mantequilla y levadura. Suelen ser dulces y contienen a
menudo uvas pasas, queso o dátiles. Existen también versiones saladas en el Úlster
y en Escocia.
Todo esto y más dice la Wikipedia y yo os lo cuento porque es todo lo que
sé. Solo añadir que están muy, muy buenos y que son fáciles de hacer.
Necesitamos:
200 g de harina.
½ sobre de levadura.
1 huevo.
200 g de zanahoria cocida.
30 g de mantequilla.
40 g de dátiles, sin hueso.
2 cucharadas de azúcar blanco.
Un puñado de pipas de calabaza.
Empezamos pelando las
zanahorias y poniéndolas a cocer con una pizca de sal. Dejamos enfriar y
machacamos con un tenedor. No importa que queden pequeños trocitos enteros.
Ponemos las pipas, sin nada de grasa en una sartén, a calor moderado
para que se tuesten y queden crujientes.
En un bol ponemos la mantequilla, a temperatura
ambiente y el azúcar, y mezclamos bien.
Agregamos el huevo entero y seguimos mezclando hasta integrarlo
totalmente.
Ponemos los dátiles picaditos y la zanahoria machacada y mezclamos.
Tamizamos la harina con la levadura y vamos añadiendo a lo anterior;
tenemos que conseguir una masa húmeda pero que se pueda manejar con las manos
para hacer una torta del tamaño del molde donde vayamos a hornearla. No conviene
manipularla mucho, solo lo imprescindible.
Cuando esté en el molde hacemos unos cortes, sin llegar al fondo y clavamos
las pipas de calabaza.
Metemos en el horno caliente, a 180º durante unos 20/25 minutos.
¡Y listo!
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