Un pan estupendo para
tomar con dulce o con salado, con mermelada o con queso, con dulce de membrillo
o con jamón cocido…con lo que queráis.
Necesitamos:
550 g de harina.
280 g de agua templada.
1 huevo pequeño.
10 g de sal.
90 g de avellanas tostadas
y nueces.
15 de levadura fresca de
panadería.
1 cucharada de miel.
Empezamos
pesando todos los ingredientes.
Ponemos en un bol el agua
templada y disolvemos en ella la levadura y la miel; batimos
ligeramente el huevo y lo añadimos.
Ahora vamos poniendo la
harina pasada por un colador y mezclada con la sal. Mezclamos bien y
ponemos las avellanas y las nueces partidas en trozos no muy pequeños.
Sacamos del bol y amasamos
bien; podemos poner algo más de harina si es necesario ya que todas no absorben
igual; yo había puesto 500 g y tuve que añadir aproximadamente 50 g más, poco a
poco.
Hacemos una bola y dejamos
reposar hasta que leve; yo suelo meter el bol en el horno apagado.
Sacamos y amasamos muy
suave para sacar el aire; hacemos un rulo del tamaño del molde donde lo vayamos
a cocinar y dejamos nuevamente reposar, unos 30 minutos, aunque el tiempo
depende de la temperatura ambiente.
Calentamos el
horno a 200º, metemos el molde y lo dejamos hasta que esté bien dorado,
el mío tardó 40 minutos.
Como veis en las fotos mi
molde resultó un poco pequeño para esta masa, quizá por la cantidad de harina
que tuve que añadir de más.
¡Y listo!
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