domingo, 21 de febrero de 2021

Queso de yogur, labneh.


 


Quizá no sea lo más apropiado llamarlo queso, si queremos ser rigurosos, deberíamos llamarlo “yogur concentrado”; más o menos concentrado dependiendo del tiempo que lo dejemos eliminando el agua que tiene el yogur.

Lo que sí es, sin duda, el “queso” más fácil de hacer del mundo. Queda cremoso y suave, sirve tanto para acompañar con dulce como con salado; con miel, mermelada, dulce de membrillo… o con salmón ahumado, jamón de york…

Sólo necesitamos: Yogur natural y sal.

Yo utilicé 330 gramos de yogur casero y ½ cucharilla de sal. Conseguimos 165 gramos de queso.

Ponemos un bol donde encaje bien un colador y quede espacio debajo.

Cubrimos el colador con una tela fina o con dos trozos de papel de cocina.

Mezclamos el yogur con la sal y lo ponemos en el colador.

Tapamos con film y metemos en la nevera.

Empezará a perder el agua y a espesar.

Cuanto más tiempo lo dejemos más concentrado estará; yo lo tuve unas 18 horas y la textura que quedó es similar al comprado.

Con un poco de buen aceite y encima de un bollito de pan tostado es una delicia.



Y listo ¿comemos o qué?

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