Empezamos el mes de julio con una receta que es, en realidad, un dos en uno.
Por un lado la menestra de berenjena, receta que vi en El Comidista; explica que es un plato de María Rosa Calvillo de Teruel. Espectacular receta.
Por otro el bonito al ajillo; dentro de su sencillez y de su rápida ejecución es una manera muy sabrosa de tomar este pescado.
Una berenjena.
1 pimiento verde italiano.
2 tomates medianos.
1 diente de ajo.
1 cucharada de vinagre.
Orégano, pimienta negra y pimentón.
Sal y aceite de oliva virgen extra.
Empezamos asando la berenjena, en el horno. La podemos asar entera, pinchando la piel para que no explote o partida longitudinalmente en dos; depende del tamaño pero entre veinte y treinta minutos.
Sugerencia: ya que vas a poner el horno, aprovecha y llena la bandeja, después haces escalivada, berenjena rellena o morcilla de verano.
Reservamos para que se atempere.
Mientras en una sartén ponemos dos cucharadas de aceite y el pimiento partido en trocitos; después de dos o tres minutos, cuando empiece a ablandarse ponemos el ajo menudo y antes de que coja color añadimos el tomate rallado o pelado y partido en trocitos.
Sazonar con el vinagre y el orégano. Lo dejamos que se cocine para que se vaya evaporando el agua del tomate.
Partimos la berenjena asada y la añadimos al guiso con media cucharilla de pimentón, sal y pimienta negra al gusto.
Mezclar y cocinar hasta que quede un guiso espesito.
Este plato con huevo frito, con un filete, con bonito a la plancha…o simplemente sobre una tostada de pan de pueblo, está para chuparse los dedos.
El bonito al ajillo no puede ser más sencillo: partimos el bonito en tacos pequeños, unos 120/130 gramos ya limpio y lo salamos; en una sartén ponemos dos cucharadas de aceite y cuando esté bien caliente lo ponemos; se trata de que se dore por fuera sin llegar a secarse por dentro. Es el mayor problema que podemos tener con el bonito, que se quede seco; debe estar jugoso por dentro.
Lo sacamos a la fuente de servir y en la misma sartén ponemos el ajo muy menudo, ya fuera del fuego; en cuanto coja color lo echamos por encima del bonito.
Solo nos queda servir y disfrutar.
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